Escrito por «Diminished Fifth». 20 de julio de 2013.

Hace unos días me pasé por el blog de Teletransporte. Después de haber participado en la primera fase del proceso de selección que km77 organizó para Think Blue, tenía curiosidad por conocer los ganadores.
La palabra soez que exclamé en ese momento (“òstia”) no me sonó a catalán occidental, a pesar de haberme criado en tierras Leridanas. ¡Estaba entre los 5 primeros! Ello implicaba que estaba más cerca que nunca de no sólo tener una oportunidad de participar en Think Blue, sino de poder hacer realidad, por un tiempo breve, uno de los sueños de mi niñez y adolescencia: Conducir un vehículo y relatar la experiencia.
Y al final estoy aquí, dando rienda suelta al adolescente que antaño fui, después de haber hecho una prueba de conducción eficiente al VW Passat 2.0 TDI DSG.

Antes de la prueba: En la estación de Chamartín

Delante de la farmacia de la estación de Chamartín vi llegar un elegante Passat de color marrón claro. Dentro estaba Javier, que me hizo señas para subir. Después de explicarme cómo funcionaba la caja de cambios DSG, el climatizador, y la funcionalidad Start&Stop, me dio plena potestad para escoger la configuración que prefiriese, permitiéndome incluso usar el aire acondicionado sin penalizarme por el aumento de consumo subsecuente. Inicialmente escogí hacer la prueba con el compresor conectado. Sin embargo, Javier, que ya había competido sin usar el aire acondicionado –incluso abriendo la puerta para dejar salir el calor evitando el consumo de los elevalunas-, me quiso transmitir la pasión por conseguir el mejor consumo. Decidí desconectarlo, finalmente… ¡Si por eso estábamos allí: no por el confort, sino para la eficiencia! Eso sí, dejé el climatizador encendido, no nos fuésemos a asar…

Me sorprendió mucho que la DSG del Passat disponga de una funcionalidad -sólo disponible en el modo automático- que usa el punto muerto en fases de retención para poder ir “a vela”, sin que el motor suponga una resistencia extra; es un sistema un poco parecido al del Jetta Hybrid -aunque sin detener el motor, ni generar energía eléctrica, claro-. Bajo mi experiencia con el único vehículo que he conducido con lectura de consumo instantáneo, un Mégane Coupé de 2009 con motor 1.5 dCi, el uso del punto muerto en bajadas poco pronunciadas generalmente no mejora la eficiencia. En el Renault me parecía preferible dejar una marcha larga engranada mientras se acelera levemente para mantener la velocidad, en lugar de dejar la caja de cambios en posición neutral.

A pesar de que no tenía del todo claro que ese razonamiento fuese transferible al 2.0 del grupo VAG (que quizás tenga más fricción entre segmentos y camisas debido a su mayor cilindrada), opté por no usar la función “a vela”. En un momento de optimismo tuve la confianza de que gestionando secuencialmente el cambio podría llegar a mejorar la eficiencia de cualquier programación de la DSG en modo automático, incluso sin contar con la probable ventaja aportada por la funcionalidad comentada. Así pues, opté por usar el cambio en modo secuencial durante toda la prueba.

La prueba por Madrid

Después que Javier pusiese a cero los contadores de consumo medio, empezamos.

Noté al instante, a pesar de no ir deprisa, la rapidez de reacciones en curva del Passat (característica supongo que atribuible principalmente a los neumáticos de perfil bajo).

La DSG se comportó generalmente bien. Me pareció suave y rápida, siendo su acción sólo perceptible por la variación de revoluciones del motor. A pesar de ello, no me quedé contento por su latencia de respuesta. Supongo que es normal que transcurra medio segundo desde que el conductor acciona la leva hasta que se inicia el cambio de marcha, aunque ya no me pareció aceptable que en un par de ocasiones la caja de cambios no respondiese bien a mis órdenes hasta pasados 3 segundos (pasó saliendo de semáforos, al pedir cambio de primera a segunda). ¿Sería error mío por ser insistente o no accionar bien la leva? ¿O es un problema que tienen a veces las DSG?

LAS ESTRATEGIAS DE CONDUCCIÓN EFICIENTE

Supongo que alguien que nos hubiese observado durante unos 10 minutos habría pensado que el estilo de conducción empleado era incongruente. Sin embargo, distaría mucho de acertar. En la conducción eficiente todo se hace por un motivo: en este caso, conseguir el mínimo consumo de carburante. Entiendo que desde fuera pueda ser difícil entender que no nos importa gastar neumáticos, pero sí gastar medio litro más a los 100…

Por ejemplo, en autovía no pasábamos de 80 km/h, pero en alguna rotonda entrábamos subvirando. Otro ejemplo lo encontramos al llegar a los semáforos en rojo: primero decelerábamos paulatinamente, usando la retención del motor, pero luego, al terminar el desarrollo de la primera marcha y ya llegar al ralentí, la estrategia consistía en presionar con fuerza el freno para no demorar la activación del Start&Stop. Llegué incluso a tener tentaciones de apagar la luz diurna y no usar los intermitentes para disminuir el consumo eléctrico, aunque al final decidí que, como es lógico, primase la seguridad y el respeto para el resto de usuarios de la vía…

Luego estaba el tema de aprovechar toda la calzada disponible –sin invadir el sentido contrario, claro- lo que permite minimizar las aceleraciones laterales y, en última instancia, también el consumo. Podrá parecer que lo más elegante es mantenerse paralelo a las líneas de la calzada, aunque no es lo más eficiente. Mientras no invadamos el sentido contrario en ningún momento, la trayectoria “fuera-dentro-fuera” me parece una competencia clave en estas lides.

No hay que olvidar que Madrid no es un circuito, y es por ello que era de esperar la aparición de obstáculos. En una ocasión nos encontramos con un vehículo muy lento en una bajada. No accionaba los frenos ni aprovechaba la gravedad de la bajada como nosotros (deduzco que no estaba entrenando para Think Blue…). Era imposible adelantarlo, porque ello hubiese supuesto incrementar el consumo, pero a su vez, no hacerlo suponía no ganar velocidad. Obviamente, ante esta situación de indefensión, me conformé con guardar la distancia y esperar.

Después de la Prueba

La toma de contacto llegó a su fin muy rápidamente. Estuvimos poco más de una hora, creo; pero parecieron 15 minutos. Me quedé con la sensación de no haber aprovechado todos los elementos que tenía a mi disposición. La climatización era uno de ellos. Estuvo en marcha toda la prueba, pero dada la velocidad a la que íbamos, quizás hubiese sido mucho mejor disminuir la potencia del ventilador o cerrar el sistema por completo, e ir la mayor parte del tiempo con las ventanillas ligeramente abiertas. También el uso de la función Start&Stop se hubiese merecido un mejor aprovechamiento: La utilicé en los 2 o 3 primeros semáforos en rojo, principalmente centrado en aprender cómo funcionaba, aunque luego por inercia la usé en demasía (calculo que pocos semáforos estuvieron más de 60 segundos en rojo, con lo cual la lectura de consumo hubiese empeorado seguro). A pesar de saberme la teoría, durante la prueba también me fié de mi intuición: pensé que el sistema Start&Stop podía estar diseñado de manera que minimizase el consumo incluso en intervalos de apagado y encendido inferiores al minuto. Finalmente, tampoco usé el control de crucero: creo que un pie bien entrenado y una mente concentrada pueden ser más efectivos leyendo la orografía del terreno y manteniendo la velocidad constante. Sea como sea, supongo que llegará el día en que asocien el control de crucero a un GPS o a algún tipo de sensor que proporcione información a la ECU sobre los desniveles del terreno…

Llegado ese momento una elección similar carecerá de sentido alguno.

La prueba terminó con una breve conversación con Javier, en inglés. Fue interesante activar el vocabulario relacionado con la automoción, pero en la lengua franca de Think Blue. Me fui hacia la estación de Atocha muy contento de haber participado.

Gracias a esta prueba pude llegar a la conclusión que la conducción eficiente exige tener un subconjunto de las cualidades también idóneas para la conducción deportiva: anticipación, tacto con el volante y el acelerador, autocontrol, paciencia, tranquilidad, concentración, etc.

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Aprovecho la ocasión, antes de despedirme, para dar las gracias a Javier. Por un lado, por su hospitalidad antes y después de mi llegada a Madrid, y por otro, por brindarme la oportunidad de participar en el proceso de selección para Think Blue y hacer esta entrada para su blog. También quiero felicitar a Hybridfan, por estar ya con un pie dentro de la prueba de Santander. Espero que tengas mucha suerte, y que nos relates una experiencia que estoy seguro que será trepidante.

Recibiré con los brazos abiertos a aquél que quiera compartir estrategias de conducción eficiente y/o criticar las que he dejado entrever en este comentario.

¡Un saludo cordial a todos los lectores!