Los periodistas que nos dedicamos a probar coches somos una incógnita para algunos vecinos de garaje. Cada dos por tres aparcamos un coche diferente en nuestra plaza. A veces es un coche muy caro, espectacular, potente y llamativo. Otras, un utilitario poco equipado y barato. Siempre, coches muy nuevos. A veces, modelos que todavía no están en venta o que hace pocos días que han comenzado a anunciarse.

Vivo de alquiler y cambio de casa con relativa frecuencia. En todos mis garajes, pasados unos meses desde mi llegada, se me acerca algún vecino, cuando coincidimos, para preguntarme sobre uno de los coches que ha visto en mi plaza y de paso indagar a qué me dedico. Probablemente algunos sospechan negocios turbios.

El otro día, Ana, una vecina encantadora, me riñó: ¡Qué soso tienes el garaje! Es verdad, últimamente, pasan pocos coches espectaculares por nuestras manos (algo tendremos que hacer, si está soso el garaje, corremos el riesgo de que esté soso el escaparate).

Para compensar en la medida de lo posible, he decidido publicar estas fotos de otro garaje. Es un Garaje (así, con mayúscula) de Peugeot. Un garaje donde almacenan sin orden ni aparentemente especiales cuidados un arsenal de coches antiguos, que esperan a ser restaurados o preparados para ser expuestos en algún lugar.

Hay coches de todo tipo y de todo un siglo. Unos te llevan directamente a Chicago, años 30, Ley Seca y amores mafiosos. Otros al Mundial de Rallies, al podio, victorias espectaculares, finales de los 80 principios de los 90, otros al París-Dakar, al Circuito de Le Mans, a visitas del Papa Juan Pablo II, a Salones del Automóvil, al arranque por manivela…

Peugeot tiene muchos más coches de los que almacena aquí. Algunos de ellos están en el Museo Peugeot, del que mostraré fotos otro día. Coches impolutos, perfectamente restaurados. Varios de los que están en este garaje han sido comprados, porque inicialmente la compañía no guardó ninguna unidad. Las vendió o donó todas.

«Cuando sale un coche nuevo, nunca se sabe si tendrá éxito o no, si merecerá estar en los museos o no. Muchas veces nos ha costado mucho encontrar un coche que queríamos tener» contaba el responsable de este almacén-garaje.

Seguro que es una afirmación falsa, pero yo diría que ni él sabe lo que tiene almacenado allí, recubierto de polvo.