La Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial conmina a los conductores a detenerse ante las señales de «Stop».

En el «Artículo 53. Normas generales sobre señales» aparece escrito:
1. Todos los usuarios de las vías objeto de esta Ley están obligados a obedecer las
señales de la circulación que establezcan una obligación o una prohibición y a adaptar su
comportamiento al mensaje del resto de las señales reglamentarias que se encuentren en
las vías por las que circulan.
A estos efectos, cuando la señal imponga una obligación de detención, no podrá
reanudar su marcha el conductor del vehículo así detenido hasta haber cumplido la finalidad
que la señal establece.
(…)
2. Salvo circunstancias especiales que lo justifiquen, los usuarios deben obedecer las
prescripciones indicadas por las señales, aun cuando parezcan estar en contradicción con
las normas de comportamiento en la circulación.

Confieso, y quizá merezca multa o pena por mi confesión, que yo no me paro ante algunas señales de STOP.

No lo hago en todas aquellas ocasiones en las que que me parece más peligroso pararse y volver a arrancar que pasar todo lo despacio que la situación lo requiera pero sin detenerse.

No detengo el coche, si las circunstancias son propicias, en los cruces para girar a la izquierda de las carreteras de doble sentido. ¿Qué entiendo por circunstancias propicias? Varios centenares de metros de buena visibilidad, carril de deceleración que me permite modular la velocidad y condiciones de tráfico que bajo mi criterio me hagan considerar que es más o igual de seguro no detener el coche que detenerlo.

La presencia de un STOP en estos cruces es equivalente a que obligaran a frenar e ir despacio para adelantar.

Una vez comprobado que no viene nadie de frente a una distancia prudencial, y que de la carretera hacia la que queremos girar no asoma ningún coche, lo ideal es ocupar el menos tiempo posible el carril contrario.

Especialmente en situaciones de mucho tráfico en sentido contrario o de un cambio de rasante cercano, o una curva que limita los metros de visibilidad, lo ideal es no detener el coche si es posible para aprovechar el hueco cuanto antes. Cruzar desde parado requiere mucho más tiempo que cruzar desde una velocidad de 20 km/h.

Un coche detenido en mitad de la carretera es un riesgo enorme. Estar parado entre los dos flujos de tráfico para girar hacia la izquierda es un sinsentido si se puede evitar.

Por supuesto, si las circunstancias del tráfico obligan a parar, no queda más remedio que detenerse. Pero es mucho más rápido y seguro pasar a 20 km/h sin parar el coche que detenerlo en mitad de la calzada, con el riesgo añadido de que se te cale al arrancar precisamente por querer hacerlo rápido o por lo nervios de la situación y con la lentitud inherente a cruzar la carretera desde parado.

No sé cuáles son las circunstancias especiales que puedan justificar que yo no haga caso a la señal de STOP. Espero que mi propio criterio de seguridad lo sea. Pero, si no lo fuera, prefiero pagar la multa que recibir un golpe por detrás allí parado que me levante la tapa de los sesos.

La obediencia debida (a la ley) deberá tener algún límite. Si no lo tiene, me declaro objetor del cumplimiento de esa ley por motivos religiosos, éticos, morales y, sobre todo, de seguridad vial.

Habrá quien me diga que algunos conductores con menos experiencia que la mía, pueden confundirse y que para ellos sea más peligroso cruzar sin detenerse que cruzar tras el STOP obligatorio. No voy a discutir ese argumento. Es posible. Pero permitir pasar sin detenerse no significa obligar a pasar sin detenerse. Igual que una señal de permitido adelantar no obliga a adelantar. Igual que… no hacen falta más ejemplos.