Cuando me acercaba al lugar en el que iba a percnoctar con la Ford Transit Custom Nugget, más o menos perdido en la montaña, trataba de recordar todas las veces que he dormido en litera. En las colonias del colegio, sin duda. En la mili. En excursiones a esquiar. Siempre quería dormir en la litera de arriba. Nunca he sabido por qué. Me da igual dormir abajo, pero mi preferencia es arriba.

Si en busca de aventuras se te cierra la noche encima, no hay de qué preocuparse.
Dos camas para cuatro, o cinco, permiten dormir cómodamente.

En la Ford Nugget no iba a tener discusión. Iba solo y era tarde, ya de noche, por lo que no tenía tiempo para entretenerme. Además, el libro de instrucciones estaba en alemán y aunque por alguna foto podría intuir algo, me iba a tocar descubrir todos los intríngulis de la Ford Nugget por mi mismo. Pero eso iba a ser a la mañana siguiente.

Las fotos del libro de instrucciones me ayudaron a encontrar cómo se desbloquea el techo para levantarlo y utilizar la cama de arriba.

Esta primera noche me bastaba con descubrir cómo se levantaba el techo (una foto del libro me sirvió de ayuda) prepararme la litera de arriba, aprovechar las luces de la camper para leer algo y a dormir.

Subir el techo no requiere más de 15 segundos. Poner la litera en su sitio para dejarla completamente plana otros 15. Hacerse bien la cama es menos sencillo, porque no puede ir uno por los laterales para colocar y sujetar bien las sábanas. La cama se hace desde ariba. Hay dos soluciones: o un saco de dormir o un juego de sábanas y mantas tendidas sobre el colchón sin un ajuste fino. Una luz de ledes de intensidad regulable permite leer con buena luz y comodidad. La noche no ha hecho más que empezar.

La cama viaja pegada al techo. Con el coche parado, una vez subido el fuelle, dos sujeciones liberan la cama de la que hay que tirar para que se sitúe en posición horizontal.

A pesar de que el verano en Madrid ha sido muy caluroso, algunas noches de agosto ha refrescado. Mi noche campestre es fresca. Por suerte me he traído una manta. Fuera oigo el sonido de los grillos. Una música excelente para apagar la luz.

La tela que une el techo con la carrocería de la Nugget no aísla ni el sonido ni el frío. Es como una tienda de campaña. Ya entre sueños pienso en si los animales que viven en el campo tendrán más miedo por la noche que por el día. Yo por si acaso he cerrado la furgoneta y dejo las llaves junto a mí. Duermo como un lirón y a la mañana siguiente me despierto como nuevo con las primeras luces listo para fotografiar cada detalle de la Ford Nugget.

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