He ido al tanatorio a dar un abrazo a Rafa Cid. Un colega en esto del periodismo del motor. Su mujer, de 42 años, falleció ayer.

—Hombre Javi, dame un abrazo, que el apoyo de los amigos me da mucha fuerza— me ha dicho Rafa.

—A eso venía Rafa, a darte un abrazo y todo mi apoyo.

—¿Tú no la conocías, no?

—No.

—Una mujer maravillosa, llevábamos 27 años juntos.

—¿27 años?

—Sí. Toda una vida.

No conozco mucho a Rafa. Lo he visto muchas veces en presentaciones de coches y en actos en los que nos convocan a periodistas. Me parece un tío cabal. Un hombre sensato, tierno, que disfruta con cosas pequeñas y nada fanfarrón. En esto del periodismo del motor es un tipo singular. Me apetecía ir y darle un abrazo. Apenas lo conozco, pero le tengo cariño.

27 años juntos. Toda una vida. Me parece tan bonito. Ser capaz de construir una vida desde tan joven con otra persona y cuidarla durante 27 años.

Iba a decirle que esos 27 años son un tesoro que nadie le podrá arrebatar. No se lo he dicho porque se tenía que ir. Y no sé si es mejor que no haya podido decírselo. Los recuerdos vividos junto a las personas que ya no están duelen más cuanto más bonito ha sido lo que se ha vivido.

Siguen siendo un tesoro, maldito tesoro.

—Tengo dos hijos maravillosos. Van a ser el motor de mi vida.

Ánimo Rafa. Ánimo para ti y para tus hijos. Estoy seguro de que sabrás cuidarlos bien y conseguirás que sean felices a pesar de todo el dolor que deben de sentir ahora. Mucho ánimo y un abrazo infinito.