(Viene de aquí)

Tras dos meses con él, ya he tenido tiempo de familiarizarme con el Mirai y pasada la novedad inicial, ya os puedo hacer un resumen de lo que más me gusta y aquello que mejoraría del interior. Vayamos por partes.

MATERIALES

El interior del habitáculo está rematado con esmero. Como algunos lectores quizás sepan, el Toyota Mirai se produce en volúmenes muy reducidos y su ensamblaje final se realiza a mano en la planta Motormachi de Toyota (que es la misma donde se produjo el Lexus LFA entre 2010 y 2012). Gomas y plásticos blandos cubren el salpicadero, consola central y puertas. Los asientos están recubiertos por un material símil de cuero (denominado comercialmente como SofTex), de tacto muy agradable que según Toyota se obtiene de residuos vegetales. Este mismo material cubre además la parte media del salpicadero, los reposabrazos y las puertas. Tras haber probado el coche en distintas condiciones climáticas, me resulta un material relativamente fresco incluso para días en que no me queda otra alternativa que aparcar el coche al sol, que como podéis imaginar, pega con fuerza en California. Asimismo, no resulta excesivamente frío en aquellos días en que la niebla lo cubre todo por la ciudad y el clima es fresco. Tan solo algunos detalles como los plásticos de la parte inferior de las puertas y algunos huecos portaobjetos sin recubrir le recuerdan a uno que se trata de un coche «generalista».

Como nota negativa, ni a Alba ni a mí nos han gustado demasiado los acabados negro brillante o “piano black” de la consola y el plástico símil de fibra de carbono que adorna el puente central y reposabrazos: son unos imanes de polvo y de huellas dactilares que sin duda traerán de cabeza a más de uno que tenga TOC. A nosotros nos parece sucio y poco práctico.

ESPACIO INTERIOR

El habitáculo tiene un tamaño correcto, si bien, las formas abultadas de algunos elementos de la consola central y las distintas soluciones que se emplean para distribuir los controles e instrumentación, provocan cierto agobio al principio. Es por ejemplo el caso del puente central del salpicadero —que parece inspirado del Prius de tercera generación—, que contiene los controles de climatización del vehículo y modos de conducción. Quizás habría resultado más conveniente integrar estos controles cerca del sistema de entretenimiento y liberar el túnel central del coche para ganar sensación de amplitud.

La disposición de los botones resulta además un poco confusa, especialmente los controles de climatización. Estos se hallan en la mitad inferior del puente, lo que obliga a doblar la muñeca en excesivo o mover el brazo hacia atrás para poder tocarlos. Para acabarlo de rematar, los botones que activan estas funciones son capacitivos, de manera que el más mínimo roce con la mano hará que los asientos calefactables cobren vida en pleno día sin importar el calor que pueda hacer fuera. ¡Cómo echo de menos los controles de temperatura integrados en el volante del Prius!

Entre los asientos delanteros hay un apoyabrazos de una textura muy blanda que se puede deslizar adelante para mejorar la comodidad en viajes largos. Debajo de él se esconde un diminuto cofre que sirve para dejar pequeños objetos y que tiene una útil función de cargador inalámbrico de móvil, además de un puerto USB y una entrada de sonido auxiliar.

Hablando de huecos pequeños, la guantera es de tamaño inferior a la media y apenas tiene el espacio justo para poder guardar la documentación y algún bolígrafo. Viene completamente forrada y dispone de un amortiguador viscoso que controla la velocidad de apertura.

En contraste con los anteriores, las puertas del conductor y copiloto ofrecen unos huecos laterales bastante decentes y que se agradecen, ya que son el único hueco aprovechable en la parte delantera de la cabina.

La postura de conducción la destaco por elevada, debido a que la pila de combustible va situada en el suelo del habitáculo, justo debajo de los asientos, lo que limita el recorrido máximo que pueden realizar. No obstante, los múltiples ajustes eléctricos hacen que encontrar una combinación que se adapte a tu gusto sea una tarea sencilla, aunque ésta sea más elevada que en un sedán convencional. En mi caso, la altura de la vista respecto al suelo es cercana a lo que sería conducir un BMW X1.

Los asientos son cómodos y tienen un relleno tirando a firme. Disponen además de dos memorias que se asocian a la llave que se encuentra en aquel momento dentro del coche. Así, cada vez que Alba o yo entramos, el asiento del conductor se ajusta a la posición asociada a cada uno automáticamente. No es ni mucho menos un elemento novedoso en el segmento, pero resulta interesante que Toyota no haya realizado concesiones a la comodidad y el equipamiento en producto de corte ecológico, ya que todo este equipamiento añade peso al conjunto.

Una de las características más destacables de la habitabilidad del Mirai es que tan sólo dispone de dos plazas traseras, limitando la capacidad máxima del vehículo a cuatro pasajeros. Esta decisión de diseño puede resultar sorprendente cuando se tiene en cuenta que el reposabrazos que hay entre los dos asientos traseros es de medidas generosas, y que bien podría haber sido sustituido por una banqueta central para uso ocasional por un tercer ocupante atrás. No obstante, al tratarse de un producto de nicho cuyo objetivo es dar a conocer una tecnología nueva en un producto que va a tener una distribución limitada, se comprende que los ingenieros de Toyota optaran por tomar este camino. De todas formas, es poco realista que alguien que se compre el primer coche de pila de combustible le exija la misma practicidad que otros productos mucho más maduros. Ya habrá tiempo para criticar la segunda generación en 2020.

Los asientos traseros son cómodos, aunque los pasajeros más altos se verán obligados a ir un poco agazapados al no poder poner los pies debajo de los asientos delanteros, ya que el hueco está ocupado por la pila de combustible. Los respaldos de los asientos son fijos, no pudiéndose abatir para ganar espacio de maletero. De nuevo, está característica viene dada por la ubicación del tanque de hidrógeno y la batería que se utiliza para la frenada regenerativa. Por otra parte, el piso en las plazas traseras curiosamente no es plano: tiene una ligera pendiente hacia el túnel central y las plazas delanteras, lo cual hará que los pies de los pasajeros traseros estén a distinta altura el uno respecto al otro.

Aunque la particular zaga del coche condiciona la altura libre al techo, su diseño incluye un par de bóvedas a cada lado que consiguen arañar unos centímetros extra que permiten que alguien de estatura media —entre 1,75 m y 1,8 m— viaje con relativa comodidad.

A cambio de estas concesiones a la practicidad, al menos los ocupantes de las plazas traseras reciben asientos calefactables, salidas de ventilación traseras, así como un apoyabrazos con un hueco de tamaño considerable y una toma de corriente de 12V.

MALETERO

El maletero es otro de los elementos que generan discordia en el Mirai. Como ya comenté en otra entrada, la primera vez que Alba y yo lo vimos en el concesionario nos pareció pequeño.

Tras dos meses con el coche sigo pensando que su volumen no es muy grande, aunque creo que es aprovechable. La  decepción inicial de aquellos que ven por primera vez el maletero viene condicionada por el tipo de carrocería y las expectativas que genera.

Con todo, es relativamente fácil meter en él bultos. Al fin y al cabo, son algo más de 350 litros de volumen.

CONCLUSIÓN

Me parece meritorio el trabajo realizado por Toyota con el Mirai. El camino tomado en cuanto a la calidad de abordo es muy diferente a la que se había seguido con las primeras iteraciones del Prius. En aquél, parecía que la mayor parte del presupuesto de la ingeniería se había dedicado exclusivamente a diseñar el conjunto motriz, dejando de lado aspectos tan elementales y como la calidad de acabados, texturas interiores, insonorización, calidad de conducción, que  contribuyen a una mejor experiencia de abordo. Era como si al final del proyecto algún ingeniero se hubiese acordado de que aún quedaba coche por diseñar.

Con el Mirai en cambio no se han realizado demasiados compromisos en cuanto a calidad, y todas aquellas cosas que se echaban de menos en el Prius están resueltas con nota. Hablando llanamente, da sensación de ser «más coche» y no parece (desde el punto de vista de acabados del producto) ser un experimento.

Por contra, se echa en falta algo más de practicidad como habría supuesto, por ejemplo, disponer de un maletero de más capacidad o cinco plazas.

Me pregunto si la estrategia de poner a la venta un coche ecológico con aspiraciones de gama premium puede haber sido influido por Tesla, que fue pionera en lanzar al mercado coches eléctricos de lujo para luego ir ofreciendo productos sucesivamente más accesibles.

Salvando las distancias, parece que Toyota ha lanzado al mercado un producto caro, con la promesa de ofrecer coches de pila de combustible cada vez más accesibles en las sucesivas iteraciones que haga. Eso sí, dudo que Toyota pueda llegar a posicionar sus coches en el mercado sofisticado que tanto éxito le dado a Tesla. Quizás veamos algún Lexus con pila de combustible en los años venideros…

Continuará…