Dacia no contaba en el mercado europeo con una caja de cambios automática, una carencia que le restaba potenciales clientes, sobretodo en un momento en que las cajas de doble embrague y los automatismos en general se van haciendo cada vez más comunes e interesantes. La marca rumana propiedad de Renault, pese a ser un fabricante «Low Cost» , no podía quedarse atrás y decidió recurrir a una tecnología asequible y fiel a la filosofía de sus productos.

La caja de cambios Easy-R es una caja manual robotizada de 5 o 6 velocidades (según sea gasolina o diesel respectivamente), es decir, se trata de un cambio convencional al que se le ha sustituido el embrague por un robot que suple su función. Este tipo de cajas son baratas, pero no han gozado de muy buena fama debido a tres problemas muy comunes en ellas: la lentitud de funcionamiento, su imprecisión y su brusquedad. Por todo ello Dacia buscó dar una vuelta de tuerca al concepto y decidió sustituir los elementos hidráulicos responsables de hacer los cambios por unos elementos electromecánicos. Estos cambios, además de mejorar la velocidad y suavidad de funcionamiento, suponen una reducción de piezas en torno al 25%, lo que a priori implica una ganancia en fiabilidad y una disminución del mantenimiento y coste total.

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La caja tiene dos modos de funcionamiento. El primero es manual, donde es el conductor el que escoge la marcha deseada mediante toques en la palanca, es decir, un modo secuencial. El otro modo es 100% automático y es un ordenador el que se encarga de gestionar el correcto funcionamiento, analizando el tipo de conducción para escoger la marcha indicada en cada momento. Hay que decir que el funcionamiento en la versión diesel me ha sorprendido gratamente. Se desmarca de los otros cambios robotizados por su suavidad, su capacidad para escoger la marcha adecuada y sobre todo por su suavidad. No se trata de una caja de doble embrague, ni pretende serlo, pero es quizá la que más se le parece por su suavidad. Es innegable a la hora de conducirlo que Dacia ha hecho un buen trabajo y ha confiado en la factoría sevillana para fabricarla.

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El manejo requiere un pequeño periodo de adaptación, tanto del conductor como del propio cambio en sí. El ordenador que gestiona las marchas necesita un tiempo de aprendizaje y es por ello que nada más sacar el coche del concesionario puedes llevarte las manos a la cabeza y pensar “¿qué demonios he comprado?”. Afortunadamente tras pocos kilómetros la respuesta va siendo más ágil y empiezas a ver los beneficios de la caja robotizada. Su funcionamiento es muy suave y la forma de cambiar de marcha irá en función de cómo apliquemos la fuerza en el pedal del acelerador. Si presionamos suavemente y de forma progresiva la caja irá subiendo de marchas a bajas revoluciones (en torno a las 2000rpm) buscando la relación más larga para ahorrar combustible y buscar una conducción eficiente. Esto hace que a 60 km/h ya se vaya en 5ª marcha. Sin embargo si pisamos con decisión el coche exprimirá las marchas por encima de las 3000 para dar al conductor el máximo de prestaciones posibles. A diferencia de otros cambios, la caja EASY-R no tiene prisa por subir de marcha y si hay contundencia en la aceleración exprimirá las marchas lo necesario para garantizar las prestaciones y no será hasta que note que hemos relajado el pié derecho cuando pase a una marcha más relajada.

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En caso de un cambio brusco del tipo de conducción (por ejemplo un adelantamiento o una necesidad de acelerar repentina) sólo hay que pisar fuerte el acelerador y en un instante la caja bajará una o incluso dos marchas de golpe para garantizar las prestaciones, permitiendo así afrontar con total seguridad un imprevisto. Esta maniobra de reducción es realmente rápida, mucho más de lo que cualquier usuario podría realizar con un cambio manual equivalente. Del mismo modo la caja EASY-R sube de marchas con bastante rapidez, garantizando un buen par motor en todo momento.

En conducción urbana la caja saca a relucir todas sus cualidades. Al contrario que los cambios CMP o ETG del grupo PSA u otras versiones robotizadas en el mercado, el cambio EASY-R hace alarde de una gran suavidad de funcionamiento, lo que se traduce en transiciones entre marchas muy progresivas y nos hace olvidar por completo lo que son los típicos “cabezazos” de este tipo de cajas. La acción sobre el pedal del acelerador puede ser continua, el propio coche se encarga de desacelerar y volver a acelerar de forma relajada para que el usuario no note ningún golpe ni vaivén desagradable. Nuevamente si comparamos con un cambio manual, pocos conductores harán las transiciones de marchas con la extrema suavidad que este Dacia es capaz de hacerlo. Otra ventaja añadida a esta caja es que incluye el asistente para salida en pendiente, un “extra” hasta hace poco impensable en un coche barato como lo es un Dacia.

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El modo secuencial resulta también bastante gratificante. Tanto la subida como la bajada de marchas es bastante rápida, no deja al conductor con la sensación de retraso que provocan otras cajas. El pomo de la palanca tiene un generoso tamaño, lo que resulta muy cómodo a la hora de empujar la palanca o de tirar de ella. Si empujamos la palanca hacia delante la caja reduce marcha, y si tiramos de ella hacia atrás sube marcha. Si por circunstancias necesitamos bajar dos marchas, podemos hacerlo dando dos toques rápidos a la palanca y de esa forma la caja EASY-R hará la transición deseada directamente, siempre y cuando no suponga un peligro por exceso de revoluciones.

Hay que recordar que estamos ante un vehículo Low Cost que busca la practicidad y la funcionalidad. No pretende ofrecer sensaciones deportivas, ni busca ser una competencia a vehículos generalistas. Dacia lo que ofrece es un producto noble, bien hecho, práctico y funcional que ahora, además, se puede redondear con una caja de cambios sobresaliente ya que estamos, quizás, ante la primera caja de cambios robotizada del mercado realmente efectiva y práctica que mejora claramente al cambio manual equivalente. Hasta ahora, las cajas robotizadas eran alternativas baratas para aquellas personas que no tuvieran más remedio que recurrir a un cambio automático barato, sin embargo, la caja EASY-R supone una mejora interesante con respecto a la versión manual, tanto por agrado de conducción como por practicidad. Las 6 relaciones de la versión Diesel ayudan a mantener unos consumos muy ajustados en viajes por autopista o autovía permitiendo bajar los consumos con relación a la caja manual en trayectos por este tipo de vías.

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El resto de aspectos del coche son de sobra conocidos. Materiales duros en el interior, pero muy resistentes, bien rematados y con buenos encajes, piezas grandes con algunos tornillos a la vista para abaratar costes y simplificar las posibles labores de reparación. A nivel de ergonomía, a pesar de que el volante no es regulable en profundidad, no resulta difícil encontrar una postura de conducción cómoda. La única gran pega del interior es la ubicación de los mandos de los elevalunas ya que los delanteros van situados en la consola central y los traseros entre los asientos delanteros, detrás de donde iría situado el reposabrazos (en caso de equiparlo). Desde el puesto de conducción no se puede acceder a esos mandos traseros salvo que se lleve la mano hacia detrás, algo poco recomendable en plena conducción. Esta colocación no tiene explicación lógica ni motivo de ahorro y sólo se da en Europa, ya que en otros mercados los pulsadores van colocados en las puertas.

El resto del habitáculo destaca por la amplitud, sus plazas delanteras y traseras son las más grandes de su categoría, situándolo a medio camino entre los compactos y los urbanos. El maletero es generoso con 320 litros de capacidad y unas formas bastante regulares, aunque con una boca de carga muy alta. Los asientos resultan firmes y confortables con una sujeción lateral más que suficiente para un coche de estas características.

Dinámicamente la actual generación del Sandero mejora en todos los aspectos a su predecesor y se sitúa a un nivel muy confortable. Su altura libre al suelo deja claro que sus pretensiones no son deportivas, pero a cambio ofrece una respuesta noble y permite llevar ritmos de conducción alegres.

David