Nuestro Renault Clio, que dentro de poco cumplirá 30 000 kilómetros, ha pasado por el taller debido a que una de las dos piezas que componen la tarjeta de arranque (la que contiene el «espadín» o llave tradicional) se quedó dentro del espacio que hay para ella en la consola por error nuestro. Mejor dicho, por el ímpetu de nuestro cáustico bloguero JotaEme, que se llevó el coche unos días para escribir sobre él (el resultado en esta entrada del blog «Pruebas al margen») y metió al revés la tarjeta. Este contratiempo no supone ningún problema en el funcionamiento normal del coche, pues está provisto de arranque manos libres.

Intentamos sacar esa pieza por nuestra cuenta pero, después de hacer varios intentos infructuosos, decidimos llevar el coche a un servicio técnico. Elegimos el taller de Renault José Jurado que se encuentra en la calle Vizconde de Matamala de Madrid.

Renault Clio. Pieza de la tarjeta dentro de la ranura del lector

Renault Clio. Pieza de la tarjeta dentro de la ranura del lector

Contactamos por teléfono con estas instalaciones sobre las doce del mediodía. Explicamos el problema a la persona que nos atendió y nos ofreció la posibilidad de llevar el coche en ese mismo momento. Así lo hicimos.

Una vez allí, nos dijeron que primero intentarían sacar el trozo de la tarjeta sin desmontar ninguna pieza y que si no lo conseguían, desmontarían la pieza o piezas correspondientes de la consola. En ese momento no nos pudieron anticipar cuál sería el importe de la reparación porque existía el riesgo que el propio lector de la tarjeta estuviese dañado y eso podría aumentar considerablemente el coste de la operación.

También aprovechamos esta visita al taller para que revisaran la puerta trasera derecha pues hacía un ruido extraño al cerrarla. Es la misma puerta que ya llevamos a reparar en otra ocasión a otro taller.

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilometros. En el taller

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. En el taller

La mañana del día siguiente  recibimos una llamada del taller para decirnos que habían solucionado el problema de la tarjeta, no aún el de la puerta pues tenían que cambiar la cerradura y no la tenían disponible en el almacén. Nos ofrecieron la posibilidad de ir a buscar el coche y llevarlo otra vez cuando recibiesen la cerradura o dejarlo en el taller hasta que pudiesen terminar la reparación. Prefirimos ir a buscarlo para usar el coche mientras. Una vez en el taller, nos contaron que la extracción del espadín fue sencilla. El importe de la factura fue 58,77 euros, que corresponde al precio de una hora de mano de obra con IVA incluido.

Cuatro días  después (con un fin de semana entre medias) nos avisaron de que ya tenían la cerradura y que podíamos ir a cambiarla cuando quisiéramos. Preguntamos el tiempo necesario para dicha operación y nos adelantaron que aproximadamente una hora y media. Este cambio de cerradura no tuvo coste puesto que es un problema cubierto por la garantía. En esta ocasión nos entregaron el coche lavado por fuera (lo llevamos muy sucio) en un túnel de rodillos.

El resultado de los dos trabajos es satisfactorio. Tenemos la impresión de que ahora, para introducir o extraer la tarjeta de su ranura, hay que hacer un poco más de fuerza que antes. La puerta trasera derecha abre y cierra con suavidad, sin ruidos y ajusta mejor en la carrocería (antes parecía estar ligeramente descolgada).

El servicio del taller fue, a nuestro juicio, muy bueno por rapidez, amabilidad y explicaciones de los trabajos realizados. Nos sentimos muy bien tratados y atendidos desde la primera llamada hasta que recogimos el coche por segunda vez. Volveríamos a utilizar sus servicios.  Las dos veces que dejamos el coche en el taller nos ofrecieron la posibilidad de contratar un vehículo de sustitución.