Queremos vender nuestro Clio. Suponemos que es difícil encontrar otro Clio a la venta en España con una vida tan detallada, dado que el historial del coche está publicado en este blog y en km77.com pero queremos ofrecer una garantía que dé tranquilidad a su nuevo propietario. Nos parece imprescindible transmitir confianza a su comprador, dado que ésta es, precisamente, una de las características que queríamos que tuviese nuestra sección de compra-venta de vehículos de ocasión. Un lugar donde, tanto el comprador como el vendedor, puedan comerciar con tranquilidad y seguridad.

La certificación es un proceso en el que una empresa revisa el estado del coche y emite un informe. Informe que suele ser necesario para poder contratar posteriormente una garantía. En este caso hemos recurrido a Certiauto, una de las empresas que realizan este servicio en España. El coste de esta operación en Certiauto, para un particular, es de 180 euros.

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El alcance del trabajo de Certiauto se centra, básicamente, en la comprobación del estado del exterior, del interior, de la estructura, de los elementos mecánicos y de la diagnosis de la electrónica. No se trata de una revisión mecánica profunda, pues no se desmontan piezas. También comprueban que las revisiones periódicas estén selladas en el libro de mantenimiento del vehículo o, en su defecto, el cliente debe facilitar las facturas correspondientes.

Certiauto no tiene talleres propios. Generalmente, las inspecciones se realizan en talleres First Stop concertados o en un lugar que el cliente ponga a disposición, a condición de que tenga tomas de corriente y un elevador. El tiempo empleado son unas dos horas y media.

En la primera parte de la inspección, el técnico buscó defectos de todo tipo, pero sobre todo, aquellos que puedan dar pistas de que el coche haya sufrido algún golpe estructural: pliegues en los alojamientos de las puertas, deformaciones o tornillos manipulados.

Evidentemente, no encontró ningún desperfecto de ese tipo, pues nuestro Renault Clio no ha tenido golpes de importancia. Sin embargo, sí ha necesitado —en varias ocasiones— trabajos de ajuste en su puerta trasera derecha (más detalles en esta información), pues no cerraba correctamente. Estas intervenciones las delatan los ligeros desperfectos en los tornillos de la cerradura, como se ve en las dos imágenes siguientes. El técnico no nos dijo nada al respecto, no sabemos si se debe a que no se dio cuenta  o porque es un aspecto irrelevante.

La cerradura de la puerta trasera derecha muestra ha sido recolocada para asegurar un buen ajuste

Los tornillos de la cerradura de la puerta trasera derecha han sido manipulados en varias ocasiones
Sí nos hizo saber que algunas piezas estaban repintadas y que los paragolpes no enrasan a la perfección con el resto de la carrocería. Ambos desperfectos no aparecen, como veremos más adelante, en el informe final.

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
La comprobación del interior persigue desgastes excesivos, roturas, chequeo de las distintas partes eléctricas (elevalunas, cierre centralizado, testigos…) y el correcto funcionamiento del aire acondicionado. La persona que nos atendió sólo nos dijo que la cubierta de un altavoz de la puerta trasera derecha estaba ligeramente estropeada. No nos dijo que el reposabrazos de la puerta del conductor está ligeramente hundido (como se puede ver en esta entrada) que, bajo nuestro punto de vista, es el mayor indicio de desgaste del interior.

La comprobación de la parte mecánica constó de varias fases. Una donde se revisó el vano motor  y otra (en un foso) donde se inspeccionó la parte inferior de la carrocería. En el primer caso, Certiauto comprobó el estado de la batería (con un voltímetro), el nivel de aceite, el punto de ebullición del líquido de frenos y el nivel del líquido refrigerante así como su temperatura de congelación.

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto

Este aparato sirve para comprobar la temperatura a la que se congela el líquido refrigerante

También se comprueba la estanqueidad del circuito de refrigeración, si bien en nuestro caso no se pudo llevar a cabo pues la herramienta que se utiliza para tal fin estaba estropeada.

Aparato que mide la temperatura de ebullición y otras características del líquido de freno
En el foso, Certiauto revisó la parte inferior de la carrocería en busca de deformidades en el chasis que puedan desvelar un accidente importante, piezas rozadas o daños visibles en las distintas articulaciones. El técnico dijo que había dos pequeñas rozaduras en sendos plásticos que recubren partes de plástico de la suspensión y del motor (imágenes inferiores), pero que no revestían importancia.

Pequeños roces en la parte inferior de la carrocería

Pequeños roces en la parte inferior de la carrocería

La comprobación de las articulaciones de la suspensión y dirección fué bastante superficial pues se hace en estático, es decir, no hay una máquina que someta la suspensión a distintos esfuerzos (como ocurre en una revisión de la ITV).

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
También se comprobó el estado de los amortiguadores mediante un procedimiento que no conocíamos. Básicamente, consiste en un acelerómetro que se pone en cada una de las esquinas del coche (o cerca de éstas) y registra las oscilaciones de la carrocería, para lo cual es necesario moverla a mano. Este aparato manda la información al ordenador, que genera una gráfica con el tiempo en el eje de abscisas y la aceleración en el eje de ordenadas. No está calibrado para cada coche, sino que hace una medición genérica. No tenemos información acerca de la fiabilidad de este método para comprobar cómo se encuentran los amortiguadores.

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto

Con este instrumento comprobaron el estado de los amortiguadores

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
También se comprobó la centralita, que tenía varios errores memorizados, pero no supimos exactamente a qué corresponden. La razón es que Certiauto trabaja con un equipo de diagnosis de Bosch, que si bien puede leer errores almacenados en la memoria del coche, no puede detectar exactamente el origen del fallo. El técnico trató de borrar los errores con la justificación: «si se borran es que son errores pasajeros, poco importantes». Desaparecieron todos, salvo uno del apartado «ZE compartimento motor».

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
Lo último que se hizo fue el análisis del gas de escape, donde se comprueba que las emisiones de CO, CO2 y NOx estuviesen en línea con unos valores estándar de referencia (no para este vehículo concreto).

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto
Después de la revisión, la persona que nos atendió nos hizo saber que todos los puntos examinados tenían valoración favorable, salvo dos: uno, que el desgaste de los neumáticos delanteros excede el mínimo que ellos consideran como suficiente para que el coche pueda superar favorablemente la inspección (este mínimo es 4 milímetros de profundidad de los surcos, si bien el mínimo legal es 1,6 milímetros). Dos, el mencionado fallo memorizado en la centralita que no se pudo eliminar.

Renault Clio. Prueba de 120 000 kilómetros. Inspección de Certiauto

Después de todas las comprobaciones, preguntamos a la persona que nos atendía si nuestro Clio tenía muestras de desgaste que desvelasen su kilometraje. La respuesta fue un “no” rotundo y añadió que «los coches que han recorrido tanta distancia están en peores condiciones».

En los anteriores párrafos hemos detallado cómo es la revisión estandarizada a un particular. Si el cliente es una empresa de compraventa, un concesionario oficial o una empresa de seguros, los puntos sometidos a revisión pueden ser distintos. El motivo es que puede haber una negociación para discriminar (o no) determinados aspectos.

Cambio de neumáticos delanteros y visita al servicio oficial Autofer S.L.

Para subsanar el informe desfavorable de Certiauto, sustituimos los neumáticos delanteros por unos de las mismas características, unos Nankang Sportnex NS-20 205/45 R17. En segundo lugar, acudimos en dos ocasiones a un servicio oficial Renault para averiguar en qué consistía el error almacenado en la centralita del Clio.

En la primera de las dos visitas conectaron un aparato de diagnosis y comprobaron que, en efecto, se había memorizado un error, y que estaba relacionado con la posición de la mariposa de admisión; lo solucionaron. En la reparación facturada consta: «Incoherencia posición trampilla admisión», cobrando exclusivamente la mano de obra por un total de 0,70 unidades de tiempo (42 minutos): 36,20 €.

Tras esto, volvimos a citarnos con Certiauto para que pudiesen dar por finiquitadas las comprobaciones y conseguir el informe favorable. Comprobaron que los neumáticos eran nuevos y así dejaron constancia en el posterior informe. Sin embargo, su máquina de diagnosis volvió a registrar el mismo error electrónico. Extrañados con el resultado, acudimos de nuevo a Autofer para pedir una nueva comprobación de la centralita.

En Autofer S.L., nuevamente conectaron la máquina de diagnosis al Clio y realizaron un «Test completo del vehículo», como consta en la factura. Nos explicaron que en la memoria de averías no había registrada ninguna, ni relacionada ni sin relación con la mariposa de admisión. Ante nuestra insistencia, realizaron expresamente análisis de los parámetros relacionados con la admisión (según nos dijeron, ellos mismos pueden enviar peticiones a los actuadores que deseen para verificar su funcionamiento), no detectando anomalía ninguna.

Como esta comprobación fue a petición nuestra y no pudo determinarse relación con la anterior avería (que estaba en garantía), nos hicieron saber que debían facturarla de nuevo por no tratarse de algo atribuible a la garantía de la reparación. Entendemos que es lo correcto.

La atención por parte del personal de Autofer S.L. fue correcta. Tan solo el tiempo de espera en la primera visita, desde la hora de la cita hasta la hora en que recibieron en taller el coche, fue a nuestro juicio excesivo (en torno a 40 minutos). En ambas ocasiones, nos entregaron el Clio en la misma mañana.

factura-Clio

El importe facturado fue el mismo las dos veces: 39,90 euros (más IVA), al que aplicaron también ambas veces un 25% de descuento (en concepto de «detalle comercial»), siendo el total de cada reparación 29,92 euros más IVA (36,20 euros).

El coste de la certificación, 180 euros, permite una segunda oportunidad para obtener el certificado si en la primera de ellas no fue posible. Es decir, un usuario que no subsane los problemas a la primera, debería pagar una segunda vez para acudir de nuevo (la tercera vez) para intentar obtener la certificación. En un caso como el nuestro, en el que Certiauto ha encontrado una falta que, según Renault, no existe, consideramos que no debería exigirse un pago adicional para acudir otra vez.

Esta revisión con Certiauto no ha sido anónima. Ellos sabían quiénes éramos desde el inicio y no nos cobraron. Por ello, para poder valorar mejor su trabajo, decidimos contratar la certificación de otro vehículo. Para ello empleamos un Volkswagen Polo 1.6 TDI de 90 caballos del año 2011 con 106 537 kilómetros perteneciente a un conocido. El coche presentaba un aspecto muy bueno y con poco desgaste aparente de todos sus componentes.

El técnico llegó a esta nueva certificación unos diez minutos antes de la hora concertada —las 10:00— en una furgoneta rotulada con los distintivos de Certiauto. Se presentó y nos pidió que le acompañásemos a un taller sito a 200 m del lugar. Allí el coche fue subido al elevador y, durante aproximadamente diez minutos, revisó el estado de los neumáticos, del sistema de frenos, incluyendo latiguillos, de la suspensión y del escape. Tras esto, bajaron el coche y el técnico nos pidió la llave del coche para hacer una prueba de conducción, que solo tomó unos minutos pues el recorrido fue de apenas 500 m, en los alrededores del taller, sin salir a autovía ni a carretera.

El resto de la inspección continuó en una nave donde nuestro conocido guardaba el Volkswagen Polo. Allí, el técnico nos pidió la documentación del coche, el libro de revisiones y las facturas de las reparaciones. Tras esto, inspeccionó el estado del habitáculo, revisando las juntas de goma y los plásticos de las puertas, el desgaste de la tapicería, del volante, de los pedales y del pomo del cambio, así como el funcionamiento de los distintos sistemas eléctricos —radio, elevalunas, cierre centralizado, etcétera—.

Prosiguió con la carrocería. Buscó golpes, pequeñas abolladuras y roces en la carrocería, comprobó el estado de los cristales y del parabrisas, donde detectó cinco pequeñas marcas que no llegaban a resquebrajar el cristal. También anotó que el paragolpes delantero estaba un poco descolgado y que las luces de matrícula no funcionaban. Por último, abrió el capó y revisó posibles fugas, carga de la batería, líquido refrigerante y nivel de aceite. Hizo una diagnosis con un ordenador portátil que no informó de ninguna anomalía.

El proceso completo duró aproximadamente una hora y el trato del técnico fue agradable. Nos parece que realizó la inspección de manera minuciosa y con conocimiento de las acciones que estaba llevando a cabo.

certiauto1

certiauto2

certiauto3

La principal utilidad de este certificado es la comprobación y certificación por escrito del estado real de un vehículo por parte de una empresa externa y sin ningún interés en la venta de dicho coche. Sin embargo, creemos que es posible obtener la misma información, o una similar, haciendo una revisión en un taller, si bien en este caso no obtendremos una certificación por escrito.

Para lo que no nos parece que tenga utilidad es para rechazar un coche sólo porque no haya pasado esta certificación. El caso del Clio (que no la ha pasado por un problema inexistente) y el del Polo son dos claros ejemplos porque ambos, para nuestro criterio, son modelos que cumplirían con las expectativas de un comprador.