Hace varios días anunciábamos en este blog la oportunidad que Abarth daba de probar sus modelos en circunstancias particulares. Ayer acudí a la cita de Zaragoza, una de las ocho ciudades en las que se va a celebrar esta actividad (según la web de Abarth, aún quedan plazas en Barcelona, Bilbao, Tenerife y Madrid).
La prueba se llevaba a cabo en el Circuito Internacional de Zuera, una pista de karting, en cuyo aparcamiento una carpa, banderas y dos coches, daban la bienvenida por parte de la marca.

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Cada turno de participantes duraba una hora. Y cada grupo de dividía en dos. Antes de hacer esa división, dos monitores, Guillermo y Luis, daban las explicaciones pertinentes sobre la marca y sobre lo que se iba a hacer luego. Los «alumnos» escuchaban con suma atención:

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A Luis tal vez le conozcáis ¿no?, ¿y por el apellido? Algo así como Villamil… En la siguiente foto aparece de copiloto. Tiene cara de entre asustado y sorprendido. El conductor debía ser muy malo.

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De los dos grupos, uno salía a pista y el otro hacia unos ejercicios (slalom, frenada y esquiva) en la zona del paddock.

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En la pista había tres coches, un 500C (cambio automático), un Punto Evo y un 500.

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Un circuito de karts no es el mejor sitio para meter un coche de carretera, pero los chiquitines se defendían bien:

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Y el no tan chiquitín tampoco defraudaba.

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No había normas más allá de la prudencia y la distancia entre coches, ni mucha ni poca. En la foto de debajo era más bien poca 🙂

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Los participantes iban rotando para poder conducir los tres coches. Los comentarios en el momento del cambio eran siempre del tipo «este corre menos que el otro», «me gusta más cómo va X» o «si se pudiese desconectar el ESP…». Seguro que Luis Villamil habrá escuchado de todo 😀

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Cogolludo