Soy usuario de transporte urbano. Utilizo el metro y el autobús. Lo bueno de que me lleven es que aprovecho para leer o para contestar mensajes electrónicos.

Estoy convencido de que realizar una buena gestión del transporte urbano es difícil. La primera cuestión que siempre me he preguntado es quién y por qué diseña las líneas de autobuses tal como están diseñadas. Estoy seguro (bueno, me gustaría estar seguro) de que no están trazadas al tun, tun, pero algunas llevan muchos años, muchísimos, no han variado en nada y no estoy seguro de si se mantienen tal como están por comodidad y tradición o por estudios claros de su necesidad y eficiencia.

Entiendo que es difícil conocer las necesidades de transporte urbano de las personas y diseñar líneas y horarios en función de esas necesidades. Si todos los ciudadanos lleváramos una pulsera que nos localizara y permitiera seguir nuestros recorridos durante un mes, podrían realizarse cálculos para conocer los flujos y rediseñar la red de autobuses para ajustarla con mayor precisión a las necesidades de los ciudadanos. De momento, es imposible que sea así, pero entiendo que algún día lo será.

Entiendo que también es difícil gestionar las frecuencias de las líneas. Da grima ver cualquier autobús atiborrado de personas (por llamarles algo, porque en ese momento uno es todo menos persona) a las ocho de la mañana y el mismo autobús completamente vacío a las 11. El otro día recorrí medio Madrid en un autobús enorme, con chófer particular y mucho espacio para las piernas. Espacio hasta para hacer gimnasia.

Supongo que no hay forma de hacelo bien. Los conductores tienen sus horarios y entiendo que debe ser difícil hacerles trabajar en turnos de tres horas, durante los periodos de mayor ocupación. También supongo que, ya que están en horario laboral, harán su recorrido aunque sea poco necesario y el autobús vaya echando humo.

La mayoría de cuestiones de gestión del transporte público me parecen complejas. Probablemente sea posible obtener los datos para gestionar de forma eficiente, pero una vez tienes los datos debe resultar imposible compaginarlos con la realidad mecánica del número de autobuses y de los horarios de los conductores. Supongo que cambios ágiles de línea (que pasen conductor y autobús de una línea a otra en diferentes horarios) debe ser una de las mejores posibilidades de ajustar oferta, demanda y eficiencia, pero sólo lo barrunto porque no lo he estudiado nunca con detenimiento.

Quizá Altro71 nos pueda ilustrar sobre estos asuntos y quizá incluso conozca a personas que se encargan de estas gestiones en algún Ayuntamiento. Quizá pueda participar y contarnos cosas interesantes.

Lo que sí tengo claro, sobre todo como motorista que también soy, es la necesidad imperiosa de que los autobuses urbanos dejen de contaminar en las paradas y en los semáforos.

Lo ideal sería que funcionaran todos con gas natural. Debería ser un requisito imprescindible. Pero con la deuda de los ayuntamientos, no parece que estemos en buen momento para tanto renovar flotas.

Sin embargo, redimensionar alternadores, baterías y motores de arranque quizá no fuera tan costoso, aunque fuera el conductor quien debiera parar y arrancar automáticamente. Ya sé que esto que digo puede ser un disparate infinito. Que sea o no viable depende de muchos más motivos y no sólo mecánicos. Sin embargo, incluso los de gas natural, deberían dejar de contaminar durante las larguísimas dentenciones en las paradas y en los semáforos. Y tendríamos que estudiar cómo conseguirlo con la máxima eficiencia energética y el mínimo coste.