Lo siento, lo digo ya por adelantado para que nadie crea que disfruto con estas cosas pero es que no hay nada de lo que hablar en términos cinematográficos.

Me niego a hablar de la Roja y el Mundial, estoy empachado de fútbol y lo único que me motivaría sería cobrar los 600.000 euros que se van a embolsar las divinidades balompédicas de nuestro país si se hacen con el título. Sí, háblenme ustedes de economía productiva, la moral nacional y el capital privado pero no pueden negarme que la cosa tiene su gracia (o no).

De política tampoco hay mucho que decir, ayer se manifestaron en Barcelona entre cincuenta mil y un millón y medio de personas según las fuentes (alguien tiene un grave problema de cálculo) y pasado mañana ya nadie se acordará de nada, que gran cosa es la memoria.

Y pasando ya al tema que nos interesa, lo más destacado de esta semana es Shrek, Felices para siempre, una auténtica tomadura de pelo de color verde. Tengo la impresión de que hasta el más memo de los niños se dará cuenta de que los adultos tenemos cada vez más acusado ese problema de percepción respecto a nuestros vástagos: Shrek es la mejor prueba de ello, una falta de respeto a la chavalería.

Parece que los únicos que siguen teniendo respeto por los enanos son los chicos de Pixar, algo es algo.

Lo de Shrek es simplemente patético: chistes sin gracia, abuso del gag de pedo y eructo, personajes con la misma entidad que un muñeco de José Luís Moreno y un guión que provoca caries (por el azúcar, ya me entienden ustedes).

Sí, podría hablar de la maravillosa Madres e hijas de Rodrigo García (que les recomiendo fervientemente) o intentar rescatar algo del fondo de armario que tenemos en cartelera pero es que me apetecía hablar de algo veraniego con cierta entidad… lamentablemente no va a poder ser.

En cuanto acabe la cosa esta mundialista, la maquinaria se volverá a poner en marcha y al menos llegarán algunas películas con buena pinta, empezando por Inception (que aquí han traducido “Origen”) de Christopher Nolan, que está al caer.

Hasta entonces seguiré vegetando en mi cueva: ahora mismo me pondré La gran evasión y disfrutaré como un enano durante tres horitas, hagan ustedes lo propio: es barato, sano y muy higiénico*.

Hala, hasta pronto.

T.G.

* No importa que no sea La gran evasión, cualquier clásico, semi-clásico o ninguno de los dos anteriores sirve.