Hoy voy a hacer esto rollito express porque yo a las diez ya estoy metido en la cama y a punto de abrazarme a Morfeo. Cosas de tener un perro que quiere salir a pasear a las 5.30 de la mañana. Acabo de llegar del parque y planeo quedarme dormido en el sofá en breve. En muy breve. Es mi gran plan de hoy.

Tengo una suscripción a una de esas plataformas americanas de streaming. No es ilegal; es alegal. Supongo que algún momento cortarán el grifo, tal y como hicieron en su momento con Netflix. Recuerdo (y seguro que algunos de ustedes/as también) cuando los californianos aún no habían llegado a España y te instalabas un no-sé-qué en el ordenador y parecía que te conectabas desde Estados Unidos. Y hala, ya podías ver Netflix.

Luego desembarcaron aquí y ya cortaron todo. Claro, tampoco tenía sentido seguir haciendo el piratilla cuando los tenías aquí sin más problemas.

En fin, la vida.

La cuestión es que ayer vi una de esas cosas que puedo ver porque tengo una plataforma que aún no está disponible aquí.

Es un documental dirigido por Frank Oz y llamado In & of itself. A Oz se le conoce por los Teleñecos y -sobre todo-por ser la voz de Yoda. También ha dirigido maravillas como Cristal Oscuro y La tienda de los horrores… pero ha sido la voz de Yoda.

Esta vez, y después de tres años sin dirigir nada, Oz se ha puesto de nuevo al timón para hacer uno de los documentales más fascinantes que este servidor de ustedes ha visto en muchos años. Es una pieza de orfebrería cuya base es el espectáculo que durante casi dos años representó en el off-Broadway un mago, mentalista y actor llamado Derek DelGaudio.

DelGaudio ejecuta un espectáculo impecable en un teatro pequeño, que se convierte en manos de Frank Oz en un maravilloso recordatorio del poder de las cosas pequeñas. Como acostumbra a decirse, no conviene desvelar demasiado, basta con decir que el mago suma al espectáculo un montón de recuerdos personales y hace una reflexión casi metafísica sobre la auténtica naturaleza del ser humano. Dividido en seis bloques de un modo muy particular, DelGaudio va desvelando sus cartas (nunca mejor dicho), con un par de trucos de proximidad bastante impresionantes, un sentido del humor muy especial y un punto de implicación emocional bastante sorprendente.

Uno empieza esperando una cosa y acaba encontrándose otra completamente distinta y a medio camino yo me sentí completamente desconcertado, pero el final es tan sumamente poderoso que me dio todo igual.

Lo produce Stephen Colbert, lo que ya da cierta garantía y tiene algunos cameos de alto copete.

Para el que esto suscribe, lo más importante es cómo aprovecha Oz los recursos visuales que ofrece la animación clásica y qué bien entiende cómo pueden complementar el espectáculo y sin sacarte de él. Solo les daré un consejo si consiguen dar con el documental y pueden verlo: apaguen el móvil y concéntrense en el asunto.

No se arrepentirán.

La plataforma que lo produce (Hulu) pertenece a Disney en Estados Unidos, así que puede que llegue en algún momento, pero no puede ofrecerle garantías.

Hala, abrazos/as,

T.G.