Buenas,

Como casi siempre les escribo desde un avión. En concreto desde uno que vuela con notable retraso desde Londres a Barcelona. Ya se sabe, los cielos están embotellados… si Leslie Nielsen levantara la cabeza…

Dando un apunte meteorológico al asunto (las estadísticas dicen que los españoles estamos obsesionados con el tiempo) contarles que mientras que en Barcelona se podían hacer huevos fritos, en el asfalto en Londres solo faltaban los pingüinos. Naturalmente, y haciendo uso de mi trabajada fama de inútil (que me ha acompañado desde que un día en el patio del colegio afirmé que podía dar veinte vueltas con la cabeza en cualquier superficie, me retaron a demostrarlo e hice el ridículo) he sudado al modo porcino en Barcelona y sufrido un principio de congelación en Londres. Y todo ello con la misma ropa, lo que no me negarán que tiene mucho mérito.

En Londres me he comprado en dvd Somewhere de Soffia Coppola, por once euros (en España no tiene ni fecha de estreno, hay que joderse); Four Lions (una comedia genial sobre cuatro terroristas suicidas –sí, han leído bien); The firm, un remake de la mítica película de hooligans de Alan Clarke –uno de los primeros papeles del maravilloso Gary Oldman- y que me temo que será una basurilla que ni siquiera compensará los cuatro euros que me ha costado; y The killing, una serie danesa de la que vi un par de episodios gracias a un amiguete inglés y que me parece sencillamente gigantesca.

Dicho todo esto, para que sepan que aún hay por ahí algún gilipollas (yo) que sigue por ahí gastándose los cuartos en las tiendas y eso, comentarles que la gran movida de las últimas semanas (y núcleo de este post) en Estados Unidos es la creación por parte de los estudios americanos más potentes, de Fox a Paramount, de Warner a Universal, de una plataforma de distribución de películas que rebajará la ventana de protección de sus productos a los 60 días (cuando ahora puede llegar a los cuatro o cinco meses o seis meses) prometiendo además precios razonables y alta calidad.

Yo lo dudo mucho pero habrá que esperar acontecimientos para saber hacía dónde va todo esto.

De momento lo que han conseguido con el anuncio a los cuatro vientos de este mamotreto virtual es que las salas se hayan puesto de uñas y las quejas se hayan oído hasta en la Conchinchina.

Y es que, dicen los empresarios, que con esta ventana (y las demás ventajas que ofrecería una plataforma de estas características) al cine –un sitio oscuro donde ya no se ve ni al apuntador- iría su puta madre. Bueno, no utilizaron exactamente esa expresión pero estoy seguro de que eso es justamente lo que querían decir.

A mí, así a primera vista, me surgen varias dudas, tres en concreto.

1) ¿Esta plataforma será restringida y adecuada a las necesidades geopolíticas de cada territorio? (Sabido es que Hollywood no usa las mismas herramientas de forma uniforme y que puede ser que una película estrenada hace seis meses en Estados Unidos aún no se haya estrenado aquí). Si realmente es así asistiríamos al nacimiento por cesárea del estreno simultáneo integral: todas las películas se estrenarían en todas partes al mismo tiempo.
2) ¿Cuál será la calidad real del producto? ¿Hablamos de stream o de descarga?.
3) ¿Cuánto costará este sistema al bolsillo del cinéfilo?

Si tomamos como referente inmediato netflix, el nombre de moda entre los fans al otro lado del charco por su condición de exhaustivo videoclub virtual, y que ofrece tarifa plana ilimitada por una cantidad que va de los 8 a los 20 dólares, esta plataforma de los grandes estudios debería moverse en una parrilla financiera en ningún caso superior a los tres o cuatro dólares por película.

Déjenme darles mi opinión ahora mismo, a falta de conocer más datos:

JAJAJAJAJAJAJAJA

Y también:

PRRRRRRRRRRR (una pedorreta).

Cuando yo sepa más ustedes también lo sabrán y si son ustedes los que lo saben antes que yo no olviden asegurarse de que yo también lo sé.

¿Me explico, no?

Abrazos/as,

T.G.

P.D.: por cierto, sigo diciendo que me lo pasé muy bien con Battle L.A. pero me encanta que me destripen y me digan que me dedique a los videojuegos… quizás lo haga.