Lo bueno si breve dos veces bueno, o eso dicen.

Hoy voy a intentar seguir la sabiduría popular y convertir este post en algo manejable y de lectura rápida.

La cosa es que los productores de The hurt locker han decidido –en un giro copernicano, que diría el ínclito Federico Trillo- demandar a cinco mil personas que en su momento decidieron descargar “ilegalmente” el filme (ignoro porque cinco mil y no diez mil, por ejemplo) por un montante total de 750.000 dólares, a razón de 1.500 dólares por persona. La demanda incluirá un aviso que advierte al infractor que si no paga la multa, la cosa seguirá su curso y en los tribunales se les pedirá 15.000 dólares.

De momento la batalla legal se centra en conseguir las IP’s de estos cinco mil tipos/as. Posteriormente se procederá al tramite legal propiamente dicho de enviar las dichosas cartitas pidiendo pasta.

En Estados Unidos todo el asunto empezó como una broma pero ya son muchos los que temen que si los chavales de Voltage Pictures tienen éxito esto se va a convertir en un barrizal del tamaño de Groenlandia.

Sí, ya sé que se pueden hacer muchos trucos y demás con el tema de la IP y que blablabla (lo siento, soy un ignorante en muchos campos y la informática es uno de ellos) pero no me negarán que –triquiñuelas tecnológicas aparte- el tema tiene su salsa.

He pensado que les gustaría saber qué se cuece en las cloacas de Hollywood…

Personalmente creo que va a ser difícil que saquen un duro de todo este entramado, pero no por ello dejo de encontrar francamente gracioso que hayan sido los productores de una película independiente los primeros en despeñarse por un barranco de consecuencias imprevisibles.

No es difícil imaginarse que los grandes estudios ya han sacado la lupa y puesto a sus abogados en fila india, por si las moscas.

¿Y ustedes que opinan? ¿Ketchup o mostaza?

Saludos afectuosos,

T.G.