La pasada semana, de jueves a sábado, utilicé nuestro Volkswagen Golf para realizar un viaje a Barcelona y a Girona desde Madrid con motivo de una presentación. Fue una buena ocasión para probar a fondo el navegador (Sistema de radio-navegación «510» en color con DVD, lector de MP3, 4×20 W y 8 altavoces). He de confesar de que he regresado encantado con su funcionamiento. Es fácil de manejar, ofrece mucha información y, lo que es más importante, ayuda eficazmente a evitar los atascos.

A pesar de que he realizado el trayecto entre Madrid y Barcelona unas cuantas veces y conozco el camino, quise comprobar cuál era la mejor ruta según el navegador. Configurado para evitar las autopistas de peaje, recomendaba ir en todo momento por la A-2. Para ponerlo a prueba, seleccioné la opción de no descartar las autopistas de pago. Pensé que, entonces, me guiaría por la A-2 hasta poco después de Zaragoza y de allí a Barcelona por la AP-2, lo que significaría unos 18 € en peajes. Me equivoqué.

La ruta seleccionada por el navegador era A-2 hasta Zaragoza, de Zaragoza a Fraga por la AP-2 y de allí a Barcelona por la A-2, con lo que el peaje se reduce a poco más de 10 €. Era la ruta que tenía pensado hacer me dijera el navegador lo que me dijera. Primera sorpresa positiva.

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La presentación a la que tenía que acudir el viernes 24 era en Blanes (Girona). Desde Barcelona, es fácil llegar. O por la C-32 (peaje) o por la N-II (libre de peaje). Volví a confiar en el navegador ya que iba a punto concreto de Blanes y no había estado antes en este pueblo. Y volvió a responder a las mil maravillas. Introduje la calle a la que quería ir (estrecha, en la parte alta del pueblo, alejada de la zona centro) y tras poco más de una hora de viaje llegué a mi destino sin complicaciones, eso sí por la C-32 (si hubiese elegido la N-II, hubiese tardado casi el doble porque desde Barcelona hasta la frontera con Francia es carretera de doble sentido). Y lo mejor de todo, sin atascos, ya que fue capaz de recalcular a ruta en función de las retenciones (en esos casos, avisa al conductor a través de un mensaje de voz).

Esta misma situación, el cambiar sobre la marcha el camino prefijado para esquivar los atascos, se repitió a la vuelta. En vista de que me había guiado a la perfección, introduje Barcelona como destino y me dejé llevar. Según me iba acercando a la capital catalana, los símbolos de circulación densa se multiplicaban. Por eso, el navegador del Golf decidió variar la ruta de nuevo. En principio me iba a llevar hasta Castelldefels, mi destino final, por la Ronda de Dalt (circunvalación de Barcelona por la parte alta, pegada a la montaña), como por la mañana. Finalmente, cambio de opinión y me llevó por la Ronda Litoral (circunvalación de Barcelona por la parte baja, en la zona más cercana al Mediterráneo). Acertó de pleno. Volví a esquivar los atascos.

La vuelta a Madrid, el sábado 25 por la mañana, prescindí del navegador cuando comprobé que no había retenciones a la vista a la salida de Barcelona. A la entrada a Madrid por la A-2, según escuché por la radio, tampoco había problemas, así que no me hizo falta. Eso sí, la buena opinión seguía igual de fresca.

Aparte de para terminar ciertamente satisfecho con el trabajo del navegador, este viaje me ha permitido comprobar que el equipo de sonido del Golf permite atravesar seis provincias (Madrid, Guadalajara, Soria, Zaragoza, Lleida y Barcelona) con la misma emisora de radio sintonizada prácticamente sin problemas de sonido en todo momento. Para los amantes de la radio, es algo muy positivo.

Jaime Arruz