Que General Motors haya decidido no vender Opel es una buena noticia para el futuro de la marca. La industria del automóvil, para coches generalistas, requiere de volúmenes grandes y economías de escala para sobrevivir. La decisión de General Motors de vender Opel no estaba causada tanto por problemas de Opel, como por problemas de General Motors. Opel vale mucho más dentro de GM, tiene muchas más posibilidades de generar negocio y recursos, que fuera de GM.

Las reacciones de los sindicatos y de los políticos a esta noticia me sorprende. Miguel Sebastián, ministro español de Industria, dice que no aceptará acuerdos con menor empleo para Figueruelas que lo pactado con Magna. Los sindicatos alemanes han convocado paros, el Ministro alemán de economía ha calificado de ‘»inaceptable» el comportamiento de General Motors en esta crisis.

A los alemanes les parece que el acuerdo con Magna tiene (tenía) «lógica industrial convincente» (como si ellos fueran más capaces que los gestores de General Motors o de Opel para evaluar y juzgar una lógica industrial del automóvil).

Que yo sepa sólo los británicos han saludado el resultado de este frenazo, maniobra de evasión, derrape y marcha atrás con palabras de satisfacción y aliento.

Este proceso que lleva camino de eternizarse no es fácil. Opel no tiene el futuro despejado ni dentro de General Motors ni fuera de ella. Ningún fabricante de automóviles tiene el futuro fácil. Pero la posibilidad de hacer Opel una empresa rentable es mucho mayor dentro de GM que aislada en el mundo, sin el volumen suficiente que permita  generar ‘cash-flow’ para realizar inversiones de futuro.

Las consecuencias para las factorías de Opel debieran ser las necesarias para aplicar el plan de reestructuración. A mi juicio es mucho mejor perder más empleo ahora a cambio de un proyecto industrial sólido, que pueda alimentar más puestos de trabajo en el futuro, que negociaciones que desemboquen en soluciones parche, que no dan estabilidad, futuro y solvencia a las empresas.

Comentario en The Economist, mi revista de referencia, por si no había quedado claro.