En la lista de expresiones y vocablos que utilizamos normalmente con intención de ofender no incluimos actividades delictivas, sino condiciones personales: tonto, estúpido, demente, maricón, gilipollas, nenaza, cornudo, cabrón…

Los llamamos insultos, pero sólo reflejan la voluntad de despreciar y discriminar de quien los utiliza. ¿Qué tiene de vilipendioso o denigrante ser tonto, imbécil, maricón, nenaza, cornudo o estúpido? A veces será una definición errónea, pero nunca puede ser insultante. No más que rubio, ojos negros, blanco, listo, español. Puede que no seas rubio y puede que no seas tonto o maricón. ¿Ofende que te llamen lo que no eres? ¿Por qué?

Uno de los reyes de los insultos en España (no sé si en español) es el nombre de una profesión: puta. Su derivado, hijoputa o hijodeputa se utiliza como sinónimo de malo. No pretende ser un un insulto, sino una descripción. Los hijosdeputa son los malos malos. (También los cabrones, quizá no tan malos)

Cuando nos referimos a actividades delictivas no las empleamos con el objetivo de ofender, o no únicamente. Lo que pretendemos es describir. Si alguien hubiera dicho de la concejal de Los Yébenes que es una choriza, nadie hubiera dudado de que se referían a que robaba dinero, en cambio, si la llaman puta, nadie piensa que cobre por tener relaciones sexuales. La llaman lo que no es y todo el mundo lo sabe.

(También es cierto que en España, no sé en otro países, equiparamos a menudo el ejercicio de la libertad con el puterío. «Esa es una puta» y se refieren a que hace con su cuerpo lo que le da la gana. Como ser puta es lo peor de lo peor, asimilamos los comportamientos que no nos gustan con el puterío, para sojuzgarlos.)

Yo utilizo la expresión hijodeputa. Utilizar puta e hijoputa con ánimo de ofender o de describir la voluntad de hacer daño de otras personas no ayuda a las putas a salir de esa marginación a la que las sometemos.

Voy a intentar no utilizarla más. La profesión de las putas es igual de respetable que el resto de profesiones. Necesitamos que la ley lo reconozca y no discriminemos a nadie por su profesión.

La falta de un reconocimiento legal de la profesión de las putas probablemente vulnera el artículo 14 de nuestra constitución.

Artículo 14: »

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

Entre las razones debiéramos añadir «profesión». O ilegalizamos la prostitución o tenemos que dar cauce legal a la actividad de intercambio de sexo por dinero.

Tenemos que emplearnos a fondo para eliminar el estigma con el que marcamos y maltratamos a las putas. Tenemos que aprender a no maltratarlas y a no discriminarlas. Regularizar su trabajo ayuda a luchar contra las mafias que las extorsionan. Es imprescindible para protegerlas.

¿Si mi madre hubiese sido puta, qué? Nada de nada. Sería mi madre y a tanta honra como si no lo hubiera sido.