Arturo de  Andrés ha abierto un interesante debate en su blog, que traigo a mi terreno. Lo traigo por vanidad. No quiero que mi opinión, que me parece relevante (obviedad, si no, no la publicaría en mi blog) se pierda en el comentario treintaytantos. Con mi opinión, pretendo abrir el campo del debate, extrapolar del hecho concreto a mi visón del periodismo y del lector.

Sitúo el debate brevemente. Un lector de estos blogs, Slayer, le dice a Arturo de Andrés:

«Por cierto, nunca se fíe del GPS si quiere calibrar de forma científica un velocímetro. Aunque bueno, tampoco hablamos de método científico para medir los consumos en ningún caso.»

Y a continuación, Arturo de Andrés escribe un largo artículo en el que desmenuza el método que utiliza para realizar sus mediciones de consumo, en el que describe lo meticuloso que es en cada una de sus medidas para obtener un resultado. Arturo muestra que cada uno de esos resultados se obtiene con mucho esfuerzo y con mucha exigencia por que resulten fiables, precisos y exactos.

Yo sé cómo trabaja Arturo de Andrés. Lo he acompañado en una ocasión a realizar el recorrido de consumo, sé el cuidado que pone en cada una de sus mediciones y el cariño con el que realiza todo el proceso. No tengo ninguna duda de que sus mediciones de consumo son las mejores mediciones de consumo hechas por un periodista en España y posiblemente, no tengo la certeza, las mejores que haga un medio de comunicación en el mundo. Por ese motivo, porque sé lo bien que trabaja, lo perseguí para que colaborara con km77.com. Lo hice porque su nivel de autoexigencia es altísimo y a mí me gustan los trabajadores autoexigentes.

Dicho esto, agradezco muchísimo el comentario de Slayer. Me parece perfectamente atinado e imprescindible.

Lo digo siempre que tengo oportunidad. No se fíen de nosotros. No se fíen de lo que consideran información. No se fíen tampoco de quienes se autodenominan científicos. Ser científico no es garantía de nada, salvo de poner todo el empeño en un método que consideramos el mejor para obtener conclusiones infalibles.

Nosotros en km77.com, y Arturo de Andrés en su blog, intentamos informar con el mayor rigor, precisión y método posibles, pero el primer principio de un buen lector es desconfiar de lo que lee. Conocer esa referencia, intentar falsarla y tomar precauciones.

Nadie debiera dar a los datos de consumo que publicamos un valor determinante al decidir por un coche u otro. Son valores indicativos, de punto gordo. Lo son siempre, en todo tipo de mediciones periodísticas que hagamos. Y todos los lectores del mundo debieran tenerlo clarísimo. Su valor es orientativo. Que un coche haya dado 5,2 litros cada cien kilómetros y otro haya dado 5,7, en nuestras mediciones, no permite presuponer una diferencia real entre su consumo, a favor de uno o de otro, en utilización ordinaria. Por miles de motivos. Algunos tan difíciles de modelizar como la forma de conducir. A algunos coches un tipo de conducción les sienta mucho peor que a otros en relación al consumo. Y no tenemos forma de incluir esos factores en la medición. Tampoco la influencia de otros miles: densidad del combustible en el depósito, vientos, temperaturas, burbujas de aire, errores en los surtidores de la gasolinera…

Saben que yo siempre les pido a todos que sean prudentes, que no se fíen de nuestras informaciones. Y lo hago extensible a todos lo medios, a todo lo que lean. Yo me sonrojo cuando leo en los medios: «Un estudio demuestra que…» Si ya tenemos dificultades para saber lo que significa demostrar ¿Cómo alguien se atreve a decir que un estudio demuestra algo?

Les mentiría y les perjudicaría si no les alertara de la necesidad de desconfiar de nosotros, de lo que leen aquí, de lo que publicamos. No sólo en km77, pero también en km77. Nosotros informamos con la mejor intención, con los mejores medios de los que disponemos, pero deben leerlo con la distancia necesaria, y en la medida de lo posible contrastar con otras fuentes serias (hay poquísimas, lo sé), con el dato de homologación en el caso de consumo o con datos de otras fuentes de información cuyos métodos consideren mejores que los nuestros (intentamos que no los haya, pero puede haberlos).

El problema de los datos de consumo es que son difícilmente contrastables. Si yo les digo en una prueba que la banqueta de un asiento es demasiado blanda (para mí), ustedes pueden contrastar esa afirmación (para ustedes) con relativa facilidad, sin un gasto desmesurado. Basta con que vayan al concesionario y toqueteen el coche, como les recomiendo siempre: «No se fíen de lo que digo, vayan al concesionario y compruébenlo».

En el caso del consumo contrastar el dato resulta mucho más difícil. Las pruebas que realiza Arturo son las más rigurosas y cercanas a la conducción habitual de todas las que conozco. Tienen todo el valor del mundo. Y sin embargo, la advertencia de Slayer es muy pertinente y beneficiosa para todos. La comparación entre los diferentes datos puede inducir a error. Sean prudentes.

Informarles de nuestras limitaciones también forma parte de hacer el trabajo lo mejor que sabemos hacerlo. Pretender que nuestros datos son una referencia infalible sería una torpeza.

Hacemos todo lo posible para que sean datos que reflejan la realidad, pero la realidad varía demasiado como para que podamos reflejarla en un dato. (Esta frase la tiene que haber dicho alguien antes, pero no me consta. Me pido el copyright 🙂 )

(Gracias Arturo por hacer tu trabajo lo mejor posible y gracias Slayer por ser el mejor lector posible, informado y crítico. Muchas gracias a los dos)