Este blog y todos los escritos de este blog son un homenaje a todos los españoles que hemos luchado contra ETA. Cada uno de los que hemos luchado lo hemos hecho en la medida de nuestras posibilidades.

El primer post de este blog se titulaba «Dedicatoria» y se lo dedicaba a un conductor anónimo que el día 6 de noviembre de 2001 persiguió por las calles de Madrid, con su coche, a unas personas que por intuición identificó como los posibles autores de un atentado. Decía yo en ese primer post: «Dedico este blog a un ciudadano que utilizó maravillosamente su coche para defendernos a todos de personas que emplean la violencia para imponer su ideario. Una dedicatoria que extiendo a todos los que luchan contra las tiranías, la corrupción y el acoso.»

Hoy ETA ha anunciado el fin definitivo de la violencia. Contra ETA hemos luchado todos. Cada uno en la medida de sus posibilidades, cada uno con sus ideas, con su estrategia, con sus aspiraciones.

ETA sólo ha servido para generar sufrimiento inútil de miles de familias y sufrimiento inconsolable de toda una sociedad.

Me ha emocionado conocer el «cese definitivo de la actividad armada». Durante unos minutos no he podido parar de llorar. Todos hemos luchado y sufrido mucho durante muchas décadas por llegar a esta declaración.

Con diferentes estrategias, con diferentes convicciones, con diferentes ideologías, todos, con equivocaciones y aciertos, hemos luchado y derrotado a ETA. A mí no me hace falta que los etarras reconozcan que han sido derrotados. Yo no tengo ninguna duda de eso.

Me ha emocionado el comunicado del fin definitivo de la violencia armada de ETA. Pero no me hace ilusión. Qué situación tan triste. Tanto tiempo esperando esta declaración y cuando llega sólo consigo pensar: «Sólo podía llegar tarde»

Escribo una frase que ha publicado un amigo mío vasco en twitter: «Adiós ETA sin ningún honor. Ya era hora».

Víctimas de ETA somos todos. Hoy me duele más que nunca el dolor de las víctimas que recibieron la violencia de forma directa. Su generosidad no es con los etarras. Su generosidad es con el resto de las víctimas.