En arpem.com y en km77.com llevamos meses dándole vueltas a qué coche debiéramos comprar para la siguiente prueba de larga duración.

Occanero en el comentario número 23 de esta prueba de consumo de Arturo de Andrés nos propone que probemos el Hyundai Ioniq HEV.

Descartamos (salvo que tengamos que cambiar de opinión) coches de los grupos que ya hemos hecho pruebas [Grupo Volkswagen (Seat León y Volkswagen Golf), Toyota (Toyota Prius), Renault (Renault Clio)].

Nos gustaría probar coches con sistemas de propulsión poco utilizados:

– Gas Natural

– Híbridos enchufables

– Eléctricos (En lugar de kilómetros hablaríamos de horas)

– Hidrógeno.

– En su defecto, algún coche que esté de moda por algún motivo: los SUV que llevan un crecimiento desmedido o los híbridos que últimamente también están en boca de todos.

Hemos movido todo lo movible para probar un Toyota Mirai de larga duración, pero no es posible comprarlo en España ni con enchufe. Sí, es un Toyota y en principio Toyota está descartada, pero ese descarte es una recomendación, no una ley.

A mí me llama mucho la atención probar coches de gas natural y utilizar exclusivamente gas natural. Pero no nos decididmos. Nos da miedo que haya poco que contar y que sea una prueba aburrida. Al final no hay hada nuevo que contar en un coche que funciona con gas natural, salvo la escasez de los puntos de carga ¿Les seduce la idea de un coche de gas natural? Son interesantes porque contaminan menos que los de gasolina y su coste de utilización es inferior.

Un híbrido enchufable parece la opción más sensata. Nos permite hablar de la red de cargadores, de los problemas para cargar los eléctricos y a la vez nos permite hacer muchos kilómetros. Un híbrido enchufable parece una buena opción. Sí, pero. De entrada son coches muy caros y nuestras finanzas no son boyantes. Y segundo. ¿Cuál elegir de todos ellos?

Se me ocurre ahora mismo que podríamos intentar financiar la prueba de larga duración con dinero de todos. Podríamos hacer un crowdfunding para la prueba de este coche y que quien ponga dinero pueda votar y que el voto pese en función de cuánto dinero ha puesto.

Al final podríamos sortear el coche entre todos los que hayan puesto dinero, con un mínimo y que cada uno tenga el número de papeletas proporcional al múltiplo del mínimo que haya aportado. (Esto es siempre un lío fiscal, pero así es la vida)

¿Nos arriesgamos? ¿Les parece una buena idea?

(Estas pruebas de larga duración son carísimas. Entre el combustible, el coche y las horas que hay que conducir, el coste final es elevadísimo. Quizá una financiación colectiva sea una buena opción.)