El motorista novato. Vespa 125 GTS. La belleza inasible.

por Javier Moltó | 12 Nov 2013 | Teletransporte | 7 Comentarios

Precio: 4148 €

La Vespa es una moto bella. No lo voy a discutir. Sólo llegar al garaje, recién recogida, la recepcionista del hotel en el que está nuestro garaje me dijo «¡Qué moto más chula!» y se acercó a verla. Ni discuto que es bonita, y afirmo que su nombre es bonito. ¡Vespa! Lo tiene todo para triunfar, historia, glamour, cariño de la gente y un nombre bonito. ¿Qué más puede pedir su propietario? Nada, seguro, porque si a él o a ella le parece bonita la moto, si la miran con buenos ojos, ni siquiera querrán mirar por debajo del dobladillo. Así que orgullosos propietarios de la Vespa o futuros compradores de la Vespa, enamorados de su belleza inasible, no sigan leyendo. Disfruten de sus formas que, en disfrutando de las formas, ¿a quién le interesa el fondo?

He conducido la ¡Vespa! una semana por Madrid, la he conducido en días de buena temperatura, soleados o lluviosos, pero sin frío. La Vespa no tiene protección frontal para el viento. No me parece que la necesite. No corre lo suficiente como para echar de menos un parabrisas. En este punto, la estética, la ausencia de parabrisas, no perjudica en nada. Quizá los días de lluvia protegiera un poco más, pero en días de lluvia, con parabrisas o sin, es imprescindible llevar una buena chaqueta protectora. Conclusión, el parabrisas es innecesario para esta moto. Quizá le quede chulo un parabrisas retro, pero no lo necesita. Aunque si queda chulo, quizá hubiera que montarlo aunque fuera innecesario.

Tamaño del neumático delantero: 120/70 12

En la Vespa uno va sentado más erguido de lo que he probado en muchos scooter. La distancia entre el sillín y la zona del reposapiés de la moto es mayor, por lo que las piernas caen más verticales que por ejemplo en la Suzuki Burgman a la que estoy acostumbrado y el volante también cae más abajo y cerca que en otros scooter. Es una postura singular, no única, porque hay más motos que se conducen «casi de pie», pero no creo que sean la mayoría (No he probado muchas).

Tamaño del neumático posterior: 130/70 12

A la postura me he acostumbrado con facilidad. El único inconveniente es que el cuadro de instrumentos, abigarrado y con números pequeños, queda bajo y cerca, lejos de la línea de mirada, por lo que hay que apartar muchísimo los ojos de la carretera para ver lo que pone. Con el casco todavía más, porque no basta con bajar los ojos, porque la zona inferior del casco impide ver. Hay que girar el cuello hacia abajo y luego, si uno quiere saber algo, dedicar unos segundos a enterarse, porque los indicadores serán bellos y retro, pero poco prácticos. A mí me bastó con ver cómo la luz naranja de la reserva de la gasolina se encendía y apagaba constantemente cuando la aguja se acerca a la zona roja del medidor. No quedarme sin gasolina fue suficiente.

Mi mayor sorpresa, después de que la recepcionista del hotel me dijera que la moto era muy ¡chula! (que se admira como ¡Vespa!), fue que en el receptáculo situado bajo el asiento no hay espacio ni para un casco. No hay espacio para mi casco integral, pero tampoco hay espacio para mi casco tipo «jet». En el hueco de la ¡Vespa! no hay sitio ni para un solo casco tipo «jet». ¡Sheisse! Tengo que llevarme el casco conmigo a todos lados y cuando voy a buscar a una amiga con casco «jet» para ir a cenar, al llegar al restaurante resulta que los dos nos tenemos que ir con nuestro casco para dentro.

Esta zona, el receptáculo situado bajo el asiento, se calienta considerablemente con el motor en marcha, por lo que tampoco parece indicado para llevar la compra del súper si en la bolsa van alimentos frescos o refrigerados. Debe ser bueno para dejar los guantes en invierno durante un ratito. Cuando vuelves a recoger la ¡Vespa! están calentitos. Si pasan más de cuatro o cinco horas ya vuelve a estar frío. Es difícil encontrar utilidad para el receptáculo situado bajo el asiento. Mi mochila con el ordenador dentro tampoco cabe. Al final no le he sacado mucho más provecho que para dejar los guantes y para llevar una pequeña bolsa de deporte en otra ocasión. La mochila, dentro de una bolsa de plástico los días que llovía, va bien colgada del gancho situado bajo el manillar, que resulta muy práctico. Bolsas de la compra también puede ir apoyadas en el reposapies y sujetas en la parte superior a este gancho.

La amiga con la que fui a cenar tiene las piernas largas. Esa circunstancia, que puede ser deseable en determinadas situaciones, no sé si es una ventaja o un inconveniente para ir de paquete en la Vespa. Los reposapiés escamoteables están situados en un punto que cuando se extienden para que el pasajero coloque los pies, molestan al conductor en los semáforos. Al bajar los pies para sostener la moto durante la parada, el conductor choca con el reposapiés y con los pies del pasajero.

Probamos a quitar los reposapiés, pero, a pesar de que sus piernas sean largas, no llegaba con comodidad a apoyar los pies a la zona plana. «Es más cómodo con los reposapiés, pero es incómodo de todas las formas». Ese fue su resumen. No es una moto práctica para desplazarse dos. En carretera no habría problemas de comodidad para el conductor, pero sí para el pasajero, por la incomodidad. En ciudad, el problema es para los dos y cabe la posibilidad de caerse en algún semáforo cuando el pie intenta llegar al suelo y se tropieza con el reposapiés o con el pie del acompañante.

El motor del la Vespa 125 GTS funciona con mucha suavidad. Suena y vibra poco y tiene potencia suficiente como para mover la moto con seguridad y agilidad. También es bueno el funcionamiento del chasis y aunque no he apurado en las curvas, las sensaciones son buenas. En ciudad, al tratarse de una moto muy estrecha, resulta especialmente ágil entre los coches. Las ruedas son pequeñas y los baches y otras irregularidades del asfalto se transmiten con claridad al pasajero. Aun así, la suspensión me parece cómoda.