Este blog me da muchas sorpresas. La mayor de todas me llegó por correo electrónico a teletransporte(arroba)km77.com en forma de carta. Una mujer que me pedía consejo. Me dice que le gusta lo que escribo, que aprecia en mí sensibilidad para los asuntos personales y que le parece que la puedo ayudar. Soy incapaz de recibir un texto así y no hacer nada.

Empecé a darle vueltas para ver cómo podría ayudarla. Hasta que reparé en una amiga amorosa, excelente profesional, perfectamente preparada, con todos los títulos necesarios para ejercer la ayuda requerida. Sabía que nos podría ser muy útil a mi remitente que considero anónima porque no esperaba que publicara su carta y a mí.

Hemos decidido que se llame Dra. R. Love. Este es el texto que le reenvié:

Sr. Moltó, cuando no habla de coches sus textos son maravillosos (gracias). Estoy segura de que me va a ayudar.  No tengo amigos a quien contarle esto. Se lo cuento a usted que me da confianza.

Tengo cincuenta años y me he enamorado de otra mujer un poco mayor que yo. No tengo ganas de acostarme con ella. No sabría qué hacer. Tampoco supe en su tiempo muy bien qué hacer con mi marido. Un año después de estar casados habíamos repetido el mismo acto no sé cuántas veces y ya todo pasó a ser mecánico.

Me he enamorado de Rosa. No sé si tiene marido o no, si le gustan los hombres o las mujeres. A mí me da igual. Me he enamorado de ella porque canta muy bien y habla muy bien. La he conocido en el coro en el que me he apuntado.

Tengo ganas de estar con ella, de abrazarla. La echo de menos los fines de semana. Sólo hay ensayos lunes y miércoles.

No sé cómo hablar con ella. Después del coro nos tomamos todos una caña… ella es tan dulce. Sólo querría abrazarla y escucharla y darle muchos besos.

No me importa que sea una mujer. Lo que no quiero es que se moleste. ¿Qué hago?

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Esta es la respuesta que me ha enviado la llamada Dra. R. Love.

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Querida amiga sin nombre:

Es un estimulante honor para mí darle la bienvenida al país donde acaba de empezar a adentrarse, ¡el incierto e impredecible territorio del amor!.

Antes que nada quiero darle la enhorabuena. Este viaje es un regalo que el “hado” ha tenido a bien hacerle llegar a través de una atractiva Rosa que con su canto—encanto y su dulce palabra ha sabido darle la noticia: estoy aquí (y, por supuesto, soy disfrutable, abrazable, escuchable, besable, en fin, soy amable).

En—amorándose accede usted por el camino directo al corazón de un paraje sin urbanizar, con una distribución y un funcionamiento totalmente distintos a su hábitat afectivo habitual, por lo que me cuenta, previsible, mecanizado y tal vez enmohecido por los efectos secundarios de la rutina.

Explore. En este paisaje nuevo tendrá que avanzar a ciegas, sin referencias, ni planos, sin instrucciones que seguir. Esta es la única (y para mi gusto encantadora) tasa que tendrá que pagar para tratar de obtener su premio en mano: una razonable y natural cantidad de incertidumbre cargada en la mochila. ¿Cuándo mirar?, ¿qué interpretar?, ¿cómo invitar?, ¿dónde tocar?, ¿sabré hacer?, ¿le gustará?.

Disfrute. Sufra solo lo justo. Las dudas, muchas veces deliciosos preámbulos del desenlace amoroso, pueden convertirse en criaturas insoportables e incluso dañinas si dejamos que parasiten el proceso. La incapacidad para tolerar un posible rechazo y su amiga la evitación, suelen ser cómplices de la plaga.

Arriesgue. No podrá conocer las delicias o sinsabores que le depara el destino sin avanzar hacia el objeto de sus anhelos. Para ello pueden serle útiles algunas herramientas ha dado usted señal de poseer:

El deseo aunque, según puedo atreverme a deducir por sus palabras, ha podido permanecer hibernado durante un tiempo, está vivo y en funcionamiento. Parece en su caso un motor de buena marca capaz de mover sus pasos.

La amabilidad (entendida tanto como capacidad de ser de ser amado sabiendo tratar al otro empáticamente) la ha denotado usted (¿le importará a ella que yo sea mujer?, ¿podría mi aproximación molestarla?) preocupándose por los gustos de su compañera. Úsela, será un manto que envolverá la expresión de sus afectos de adecuación y ternura.

Y finalmente no olvide a la propia Rosa. Ella misma se encargará de comunicarle lo que desea compartir y lo que no.

Buen viaje para los guerreros fieles a su pueblo, dice Kavafis.

Buen viaje a usted, querida lectora sin nombre, fiel a sus sentimientos.

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Querida lectora sin nombre. Espero que la respuesta de mi amiga le haya sido útil. Lo espero no sólo por su amabilidad. Lo espero también porque le estoy muy agradecido. Su carta y la respuesta de mi amiga me han abierto el apetito por abrir un consultorio sentimental. No he tenido una idea que me haga más ilusión en los últimos 20 años. Así que desde hoy mismo vamos a trabajar para tener listo lo antes posible un consultorio sentimental en estos blogs. Espero que sea muy útil para todos.

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A partir de hoy pueden enviar sus consultas por correo electrónico a «drarlove(arroba)gmail.com». Recibiré personalmente todas las consultas y se las reenviaré a la Dra. R. Love. Ella nunca tendrá el nombre real ni la dirección de los remitentes. Me encargaré de ello personalmente. Yo copiaré el texto del mensaje para la Doctora, lo editaré siempre que lo considere necesario y borraré todos los mensajes y los datos de los remitentes.

Yo realizaré la selección de mensajes que envío a la Dra. R. Love.  No me siento obligado a enviarle todas las consultas que recibamos. Declaro abierto este consultorio (abriremos un blog específico para él). Disfrútenlo si son capaces.