Mikko Hirvonen, subcampeón del Mundo de rallies, ha estado hoy en Madrid.  He sido su chófer. Ford me lo ha permitido. 48 horas antes de la cita me mandaron el programa de trabajo.

10:15 Javier (ése soy yo) collects Mikko and Georgina at Eurostars Hotel lobby (Paseo de la Castellana 259 B).
10:30 Arrival to Jarama Race Track
11:00 Welcome coffee at Press room in Jarama Race track.
Hirvonen drives Carlos Sastre around the track (Focus RS)
Carlos Sastre drives Hirvonen (Focus RS)
12:00 Stop at pit lane. Photo opportunity.
Hirvonen and Carlos Sastre ride a bike around the track. Camera car filming.
12:30 Press conference Hirvonen-Sastre
Cocktail
Carlos Sastre departs
13:00 Hirvonen to meet with AutoHebdoSport promotion winners.
Hirvonen to drive around the track the three winners on the RS.
14:00 Light lunch and transfer to Barajas Airport (Javier).

El chófer del chófer

El programa que me envían de Ford es irrealizable. Es imposible salir del hotel a las 10:15 y llegar al circuito a las 10:30. Aviso de que llegaremos más tarde de lo previsto en el programa, salvo que Mikko esté listo antes de las 10:15.

Salgo de la redacción con una hora de antelación para llegar pronto a la cita. Es viernes y la probabilidad de atascos en Madrid es alta. Al decir adiós en la redacción, Jorge me dice: «enséñale a conducir».

Entro en el Mondeo 2.5 i Titanium que me han prestado en Ford para la ocasión y me fijo en que huele a tabaco. Eso olor que se queda pegado en los coches y que no desaparece aunque haga meses que nadie fuma dentro. El Mondeo tiene casi 6.500 kilómetros.  Intento que se airee mientras recorro la M-30 (circunvalación de Madrid) con las ventanillas bajadas. Por el recorrido, pienso en que tengo que conducir como un auténtico chófer tradicional, con mucha suavidad. Llego al hotel media hora antes de lo convenido y el conserje me pide que aparque junto a otros coches que esperan a huéspedes. Soy un chófer más. Aprovecho para hacer la primera foto del reportaje.

Ford Mondeo frente al hotel Eurostars Madrid tower

Después miro una foto de Hirvonen para estar seguro de reconocerlo. Me había hecho la ilusión de ir a recogerlo al aeropuerto con un cartel con su nombre, como tantas veces he visto en tantos aeropuertos. Que te recojan en cualquier aeropuerto del mundo con un cartel con tu nombre tiene que ser muy reconfortante. En un lugar lejano, alguien que sepa lo que tiene que hacer, que se sepa los procesos y los caminos, relaja mucho. Pero no ha habido oportunidad. Me ha tocado recogerlo en el hotel y al hotel no se puede ir con cartelitos. Como soy muy malo para las caras, estaba preocupado por si no lo reconocía. Una estupidez. A Gerorgina, la persona de prensa del equipo que le acompaña durante el viaje, la he reconocido inmediatamente. Sin conocer su cara. La camisa del equipo BP Ford Abu Dhabi WRT es inconfundible. Georgina estaba preparada diez minutos antes de la cita. Mikko ha salido del ascensor en el minuto exacto. No ha penalizado ni por exceso ni por defecto.

En el recorrido hasta el circuito del Jarama Mikko se muestra afable. Me pregunta por el Real Madrid («¿jugó ayer?») y le cuento la derrota ante el Alcorcón. También me pregunta por el Circuito del Jarama, que no sabe si es una pista de karts, un circuito tradicional o una carretera reconvertida en pista. Le cuento detalles del Jarama y cuando ya llegamos me pregunta sobre el metro de Madrid «¿Cuántos años tiene?» No sé la respuesta pero le digo que por lo menos 60 años, porque en la Guerra Civil las estaciones de metro se utilizaban como refugio durante los bombardeos. «Ayer fuimos a cenar, al lado de la Plaza Mayor, en metro. El tráfico estaba muy mal y en metro se iba muy bien. Las indicaciones del metro son muy claras para llegar a donde quieres. Está muy bien indicado».

Al llegar al circuito, Hirvonen lee los carteles: «Circuito del Yarama». Con ese nombre también se cumple el plan previsto. Mikko Hirvonen hace de chófer de Carlos Sastre.

Mikko Hirvonen, chófer de Carlos Sastre

A Carlos Sastre le gustan los coches y la velocidad. Sonríe dentro del coche. Hirvonen no va despacio.

Ford Focus RS. Mikko Hirvonen conduce a Carlos Sastre. Circuito del Jarama.

Carlos Sastre pasa más rápido en su primera vuelta que en las siguientes. No tengo ninguna foto con la cara de Hirvonen cuando va de copiloto. El ciclista luego comenta que es un lujo dar vueltas al Jarama con Hirvonen de profesor al lado.

Carlos Sastre. ford focus RS. Circuito del Jarama.

Al bajarse del coche, Carlos Sastre recibe como regalo de Ford el casco que ha llevado durante las vueltas al circuito. Inmediatamente le pide a Mikko Hirvonen que se lo firme.

Mikko Hirvonen le firma el casco a Carlos Sastre

Después del coche, según el programa previsto, les toca dar vueltas al circuito en bicicleta.

Hirvonen y Sastre en bicicleta. Circuito del Jarama.

Hirvonen aguanta bien las dos vueltas. La rampa Pegaso se hace dura.

El chófer de... Mikko HirvonenQueda poco ya para la vuelta al aeropuerto. Le hago una foto enfrente del coche. Lleva todo el día posando con aficionados congregados en el circuito del Jarama. Al final, en mi papel de chófer, me hago cargo de la situación: «Última foto que tiene que comer antes de irse al aeropuerto».

Una sonrisa más. Le hago la foto. Al subir al coche va bebiendo un refresco. Me pregunta si me importa. Al salir del circuito justo por delante de nosotros vuela un avión en proceso de aterrizaje. «Follow that plane» me dice señalándolo. Le pregunto si quiere intentarlo él. «¡¡No, no!! Aquí viene otro. Vamos por el buen camino».

Comenta que es una pena que no puedan disputarse carreras en el Circuito del Jarama, «porque es un trazado muy bonito y divertido». Me da la impresión de que para él, conducir es divertirse. Cuando le he dicho en el coche por la mañana que iba a dar vueltas al circuito en un Focus RS (él no sabía en qué coche le tocaba), he visto como sonreía por el rabillo del ojo mientras decía bajito «That’s good fun».

Le apetecía darse vueltas, con la de kilómetros que recorre al año, sólo por diversión. Y cuando en la rueda de prensa le han preguntado sus objetivos para el futuro, ha dicho que por supuesto su objetivo es ganar el Mundial de Rallies, pero que a largo plazo lo que de verdad quiere es correr mientras le divierta. «Me gusta correr y el esfuerrzo que hacemos todos, tanto el equipo como yo, para mejorar. Sólo seguiré corriendo si me divierto».

En el coche, a solas, le he preguntado si de verdad cree que el año que viene pueden ganar. Citroën y Loëb llevan muchos años de hegemonía, aunque este año el resultado haya estado muy apretado. «Sí que podemos ganar. Estoy seguro de que podemos ganar. No quiero vacaciones, no quiero descansar. Quiero ponerme ya a trabajar para el año que viene. Podemos ganar, estoy seguro».

Al ser viernes, hemos encontrado un poco de tráfico camino del aeropuerto, pero hemos llegado con tiempo sobrado. Les he preguntado si necesitaban ayuda porque iban muy cargados, pero han insistido en que lo hacían todo solos. Nos hemos despedido y le he deseado suerte.

Al aparcar el coche en el garaje de la redacción he visto un casco dentro del coche. En el aeropuerto no hemos revisado que estuviera todo y no nos hemos dado cuenta ninguno de que no llevaba el casco. De hecho sí llevaba uno, el de ciclista («Nunca había tenido un verdadero casco de ciclista»). Ahora el que no tiene es el de correr en coche. Lo he subido a la redacción. El casco de un futuro Campeón del mundo (probable) está en una de nuestras estanterías. Espero que sea contagioso.