En España está mal visto ser chivato. A los niños se les riñe. «Papá. Jesús se ha comido tres galletas de chocolate». «Ramón, hijo, no seas chivato». Yo me pregunto por qué se les enseña a los niños que delatar a su hermano o a su compañero de clase está mal. No sé cuál es el origen de esa norma moral. Delatar, chivarse, parece un pecado. No sé por qué. Que yo sepa en la religión católica no lo es. Y que yo sepa, tampoco es ilegal.

El trabajo de los periodistas consiste en chivarse. Chivarse de que no sé quién se ha embolsado no sé cuánto de las arcas públicas, o chivarse de que Nixon fue malo, cuando nadie lo sabía antes, suele considerarse ejemplo de buen periodismo. ¿Está justificado chivarse sólo cuando es a cambio de dinero? ¿sólo cuando se trata de un asunto profesional? A diferencia de los periodistas, si mi hermano mecánico se chiva de que su vecino del séptimo pretende defraudar cuarto y mitad a hacienda porque no quiere pagar el IVA es un chivato fangoso. ¿Por qué?

¿Cuál es el motivo de que este prejuicio tenga tantos adeptos? ¿Tenemos todos algo que ocultar que tanto miedo nos dan los chivatazos?

Chivarse de que alguien quebranta la norma y los acuerdos parece lo más razonable.

Supongo que es una cuestión delicada.

Si no lo entiendo mal, en España es legal no delatar, pero es ilegal encubrir un delito. ¿No es una frontera muy fina? En cualquier caso, sea o fina o no la frontera ¿Por qué uno sí y el otro no?