Es mi última entrada del año. Necesito ayuda.

Acabo de aterrizar de un viaje a Marruecos. He conocido a una familia de africanos subsaharianos que vive en Marruecos y que no entiende el árabe.

A su hija de seis años, con una sonrisa blanca deliciosa y unas manitas de color negro oscuro, le dan los ejercicios de matemáticas con las instrucciones en árabe. Ella no los entiende y el padre tampoco (yo tampoco).

Esta mañana he intentado ayudarla, pero no he sido capaz. El padre se enfadaba con ella, porque no sabía hacer los ejercicios. Yo creo que se enfadaba de impotencia, porque él tampoco sabía hacerlos. La niña, para comérsela, al borde del llanto le decía a su padre que lo había hecho «on my own» mientras él le reñía y le preguntaba que por qué había puesto esos números.

Al verlos a mí me parece que son alfileres en un costurero y que hay que contar cuántos hay. El padre me decía que no, que unos colores sumaban y otros restaban (¿Será verdad?)

No le he llevado la contrario porque no entiendo nada de lo que pone en árabe y porque el ejercicio siguiente, el del tren, me parece aun más difícil de entender.

Quiero ayudar a esta niña. Le he hecho prometerme, mientras me agarraba mi mano blanca con su manita negra, que iba a estudiar mucho. Me ha dicho que sí. Me gustaría no dejarla sola con unos padres que no la pueden ayudar.

Internet tiene que servir para esto. Para que el padre me envíe fotos de los ejercicios todos los días y para que nosotros les podamos ayudar desde aquí.

Tenemos que buscar una forma para que los niños de África no arrastren la incultura de sus padres. Las escuelas no son suficientes. Estos niños necesitan ayuda en casa, pero los padres no se la pueden dar. En los colegios no pueden atenderlos con la dedicación que necesitan unos niños en cuyo entorno ni se lee, si se estudia, ni se tiene interés por el estudio. Me gustaría hacer algo. No quiero dejarlos en el subdesarrollo sólo porque sus padres tampoco tuvieran oportunidad de aprender. Sé que es imposible ayudar a los cientos de millones de niños que necesitan ayuda para sus estudios desde mi ordenador. Africanos, españoles, asiáticos y de todos lados.

Internet nos tiene que ayudar con esto. En muchos hogares de África los padres tienen internet. Lo tienen para ver el fútbol. Tenemos que aprovecharlo en beneficio de los hijos. Ayúdenme a encontrar soluciones, por favor. Tiene que haberlas.

No puedo colgar una foto de mi niña africana. Tiene sólo seis años. En cuanto la vieran sería la niña de todos ustedes. No podemos dejarla sola. Yo me la traería, pero eso tampoco es posible. Tiene unos padres.

De momento, si me ayudan con estos ejercicios, daremos un paso. Si la niña va el lunes dos con los ejercicios hechos, los profesores darán un respingo. Y quizá ella vaya con su sonrisa y no con esos ojos llenos de lágrimas, haciendo fuerza para tragárselas, que no puedo soportar.

Ejercicio. Matemáticas. Instrucciones en árabe