Madrid 01-03-2012. 21:20 horas.

Madrid. Accidente de un coche de la Policía Nacional. Ronda de Toledo

Madrid. Accidente. Policía Nacional. Ronda de Toledo

Madrid. Samur en accidente de un coche de la Policía Nacional. Ronda de Toledo

Ocho coches de la Policía Nacional, ocho, y un coche y una moto de la Policía Municipal están detenidos en uno de los carriles centrales de la Ronda de Toledo de Madrid, adyacente a la Puerta de Toledo. A esta calle se accede por un túnel y por un ramal lateral. El túnel está cortado mediante un coche atravesado de la Policía Nacional y el tráfico que desemboca en la calle por el ramal lateral también está ralentizado por el desembarco de la Policía. Durante más de media hora que yo viera. Cuando llego, los diez vehículos detenidos y las tres unidades del Samur (equipos de asistencia médica de Madrid) ya están todos allí. La falta de actividad del equipo del Samur, reunido sobre la acera, denota que llevan un buen rato en la zona.

Uno de los ocho coches de la Policía Nacional está accidentado. Los otros siete coches, que claramente habían llegado desde todos los sentidos (unos miraban hacia arriba y los otros hacia abajo) parecen dispuestos con el único objetivo de arropar a los accidentados. Son compañeros de trabajo y se preocupan por ellos. Quizá sea razonable.

Pero:

¿Hace falta que estén tantos? ¿Es necesario que entorpezcan el tráfico intensamente durante más de media hora?

Pregunté a uno de los responsables del Samur (Los únicos aparcados en un ladito) si había habido algún herido grave (Los tres vehículos del Samur no son habituales). «Nada grave. Todo muy leve» me contesta con voz neutra.

Madrid. Coche de la Policía Nacional accidentado. Ronda de Toledo

A los Policías Nacionales no les gusta que haga fotos. Me preguntan qué hago. Les respondo que fotos. «¿Por qué?», me preguntan. Les contesto que hago fotos como puede hacerlas cualquier ciudadano y les pregunto si hay algún motivo para que no las haga. «No, no».

Al cabo de un rato, cuando ya he hecho varias fotos de los coches de la policía y del Samur, y me acerco a fotografiar el detalle del coche accidentado, los noto molestos. Oigo comentar a uno de ellos entre ellos: «Este tío no para de hacer fotos. Me tiene hasta los cojones»

No me explico qué problema hay por que un ciudadano haga fotos a siete coches de la Policía Nacional detenidos en mitad de una calle céntrica de Madrid.

— Caballero, la documentación por favor. Su DNI. ¡Ya está bien de tanto morbo!

— Un momento, por favor —Yo iba con el casco de la moto puesto porque para no perder tiempo ni me lo había quitado. Una vez fuera de la moto, que la aparqué lejos porque llegaba antes a pie a causa del atasco que había para llegar a la zona, lo mejor era seguir con el casco puesto para poder hacer las fotografías.

Me quito el casco y lo apoyo sobre un murete. Busco mi carnet y se lo doy. Yo puedo hacer fotos y ellos me pueden pedir la documentación. Ningún problema.

Tardan un buen rato. Cuando uno va a devolverme el carnet, al cabo de unos cinco minutos, otro le dice «dámelo que voy a mirarle el…» (no soy capaz de entender lo que dice. Son unas siglas. Algo así como el ROI, pero no es el ROI.) Oigo mi nombre a través de unos altavoces de una moto o de un coche. Mientras están mirándome el ROI el policía que me ha pedido el carnet me dice.

— Tenga cuidado con lo que hace con las fotos. En función de lo que haga con ellas actuaremos nosotros. ¿Qué va a hacer con ellas?

— No lo sé —Era cierto.

— Bueno, vaya con cuidado.

Voy con la cazadora de la moto y no hace nada de frío esta noche en Madrid. Mientras espero, uno pregunta si el coche accidentado arranca. Ha pasado más de media hora desde que me llamó la atención la infinidad de coches parados al acercarme con la moto, Samur incluido. No hay mucho tráfico en la zona y el atasco no es gigantesco, pero la incomodidad de los que esperan para llegar a casa seguro que es grande. El coche accidentado arranca con normalidad y lo acercan al bordillo. Un Policía Municipal detiene totalmente el tráfico durante unos minutos mientras todos los coches se quitan de en medio.

El policía que me ha mirado el ROI me devuelve el carnet.

— Tenga cuidado con lo que hace con las fotos.

¿Qué me estarán queriendo decir? ¿No quieren que se sepa que por un accidente leve de un coche patrulla hay siete coches más de la Policía Nacional o no quieren que se sepa que además de que hay siete coches más han estado entorpeciendo el tráfico innecesariamente durante más de media hora?

Ante tantas advertencias cada vez me quedaban menos dudas de que lo tenía que contar.

— Lo publicaré. Soy periodista.

— ¿Es usted periodista? ¿Me enseña su carnet?

Saco el carnet. A partir de ese momento el tono con el que se dirigen hacia mí cambia radicalmente.

— ¿Por qué no ha dicho antes que era periodista?

— Porque me parecía innecesario. Cualquier ciudadano, sea o no periodista, puede hacer fotos a los coches parados en la calle. Ustedes no me han preguntado si era periodista.

— Si nos lo hubiera dicho sabríamos que estaba haciendo su trabajo y no le hubiéramos molestado.

El que supongo que debe ser el jefe se acerca. Alguien le ha informado de que hay un periodista, y contemporiza conmigo. Lo escucho aunque a mí me interesa saber cómo trata la policía a los ciudadanos anónimos, no a los periodistas identificados.

(Otra noche cualquiera, en Madrid, hace unos años, un viernes o un sábado por la noche, cortaron la calle San Bernardo, en los dos sentidos, a causa de un accidente leve de un coche de la Policía Municipal. Coches de la Policía Municipal, detenidos en los dos carriles, cortaban el tráfico completamente. La calle San Bernardo es un hervidero de tráfico los fines de semana. Hice fotos con el teléfono móvil. Se me acercó un Policía Municipal con un tono violento a decirme que estaba prohibido hacer fotos. Era muy tarde y no tenía cuerpo para trabajar. Los derroches de autoridad no son privativos de la Policía Nacional y Municipal)

Publicaré siempre lo que me parezcan derroches de autoridad. A partir de hoy bajo esta categoría: «Derroches de autoridad».