Bajo el diluvio de ayer no fui capaz de probar los 564 caballos del Mercedes-Benz SL 63 AMG. Entre otras cosas porque en las presentaciones normalmente vamos acompañados por otro periodista y no es de recibo hacérselo pasar mal a los compañeros.

Yo iba ayer acompañado por Jesús Aguado, de la revista Automóvil, viejo conocido desde hace por lo menos 20 años, cuando trabajábamos los dos en el Grupo Motorpress, él en autopista y yo en Coche Actual. Pobre Jesús nunca me ha hecho nada. Ayer no había ninguna necesidad de hacerle sufrir. Él condujo primero y me llevó con mucha suavidad. Yo fui casi tan suave como él.

Me sobró el casi. Llovía mucho, pero había que probar mínimamente el coche. Las ruedas del Mercedes-Benz SL 63 AMG son más bien anchas. De serie los neumáticos delanteros son de 255 milímetros de anchura, con perfil 35 y llanta de 19 pulgadas. Los neumáticos traseros son de 285/30, también en llanta de 19 pulgadas. Opcionalmente, se pueden adquirir las llantas forjadas de 10 radios que se ven en las fotos que publiqué ayer enlazadas en la primera línea. Con esas llantas, la medida de las ruedas delanteras no cambia. Las traseras guardan la misma anchura y perfil (285/30) y van montadas en llantas de 20 pulgadas. Estas son las ruedas que llevábamos ayer.

Con esas ruedas tan anchas, la probabilidad de hacer aquaplanning sobre un charco se incrementa notablemente. Aún así, aceleré en algunas curvas. «Se mueve mucho este coche» me dijo Jesús rápidamente. Era cierto. Le costaba avanzar sobre el asfalto inundado y se movía al acelerar y frenar. Parecía un coche de los de antes. Esos movimientos se producían, en teoría, con todos los sistemas electrónicos conectados.

En dos ocasiones, en recta, aceleré a fondo, en tercera, a unos 60 kilómetros por hora. Las ruedas posteriores patinaron de forma brutal sin la aparente intervención de ningún tipo de sistema de control de tracción. Hacía muchos años que no tenía esa sensación con un coche. A Jesús lo pillé despistado. Se rió y me pidió que otra vez lo avisara. Me acordé del chiste: «No pongas esa cara que yo también me he asustado».

Levanté el pie inmediatamente. Todo fue muy rápido. Casi seguro que el coche redujo a segunda en el kick-down. Repasamos que no nos hubiéramos olvidado nada desconectado involuntariamente. Aparentemente, todo estaba bien. Volví a pisar hasta el fondo. Esta vez Jesús estaba alerta. Volvió a ocurrir exactamente lo mismo. Una fuerza descomunal, hizo que las ruedas patinaran durante unos instantes con mucha violencia. Levanté el pie inmediatamente, como en la prueba anterior. Era en una carretera estrecha, con tráfico en dos sentidos, no podía arriesgar ni un ápice.

Llovía mucho y el asfalto estaba inundado. A nadie se le ocurre hacer un kick-down en esas circunstancias en un coche de 564 caballos. La reacción fue muy rapida. Me quedé con la duda de si el coche es realmente así o algo extraño pasó.

Preguntamos al resto de colegas españoles. Mercedes-Benz ha invitado a ocho medios españoles. Había tres coches más. Pregunté a los otros y todos me contaron que a ellos les había parecido como una madre. Una madre de 564 caballos, que hay que entenderlo en su justa medida, pero una madre.

Esta mañana, que ya no llovía, hemos cogido otra unidad. No hemos podido probarla bien porque el recorrido de hoy era muy corto, en carreteras con mucho tráfico y alguna muy estrecha. Aun así, ha sido evidente que el coche no tenía nada que ver con el de ayer. O nos dejamos algo desconectado involuntariamente en la prueba de ayer o a la centralita se le inundaron los cables. También puede ser que las madres se hayan vuelto una punkies, pero me cuesta de creer. Con el suelo húmedo no es lo mismo que con dos dedos de agua, pero he acelerado como ayer y el coche no ha perdido ni un poco de tracción. Sin controles, no hubiera sido tan suave.

Me hubiera gustado poner al de ayer en más apuros, ver hasta dónde dejaba que se encabritara, pero no era un día para arriesgar y Jesús es padre de familia. El de ayer, con la regulación «Controlled Efficiency» para el cambio y con la suspensión en modo «Confort» tenía una respuesta menos «amable» que el de hoy con la suspensión y el cambio en «Sport».

A veces, al probar coches sin posibilidad de probar de nuevo, uno se queda con muchas incógnitas rondando la cabeza. Al menos, a mí me pasa. No sé si les ocurre a otros probadores. En esta ocasión no tengo claro cómo va el coche. Me gustaría probarlo de nuevo, detenidamente, solo en el coche. No creo que vaya a ser posible. Me duele haber perdido la oportunidad de contarles con claridad cómo va el coche, de tener las ideas claras. 564 caballos son muchos caballos y para probarlos bien necesito tiempo y tener la posibilidad de intentar exprimirlos.

Ya que no les puedo contar mucho de cómo va el coche (algo sí voy a contar mañana en km77.com), les dejo con el sonido de su motor, que he grabado descapotado.

A los mandos va Jesús Aguado. Aquí posa al lado del coche:

Jesus Aguado. Revista Automóvil

En el último tramo del vídeo miré la carretera en lugar de la cámara de video. La carretera apenas se ve, pero se oye bien el sonido del motor.