Compré esta unidad en Enero de 2002; se trata de la fase II del Clio de segunda generación. Desde entonces ha rodado algo más de 100.000 km. Buscaba un utilitario de tres puertas con motor de gasolina de unos 100 CV y me decidí por su buena relación calidad-precio y por el equipamiento de serie que ofrecía. El acabado Dynamique es la versión deportiva “light” del Clio que se vendía en aquella fecha, justo por encima del 1.2 16v de 75 CV y por debajo del 2.0 16v de 182 CV.

Su motor atmosférico de 1.4 litros ofrece una respuesta bastante enérgica en altas revoluciones, dando su peor cara en bajos regímenes. Para encontrar lo mejor de este motor hay que “moverse” entre las 3.500 y las 6.500 rpm. Alcanza una velocidad máxima de 185 km/h, aunque a partir de 165 km/h le cuesta más trabajo avanzar.

El consumo depende en gran medida de la manera de conducir, por lo que hacer una valoración objetiva es difícil; no obstante para las velocidades que marca el fabricante el consumo es algo más elevado que el de las cifras oficiales, dado que el mixto se sitúa por encima de los 7 litros; en carretera es raro que baje de 6, y el urbano puede llegar a los 8.

Dinámicamente es un coche ágil, noble en sus reacciones y fácil de conducir. Con unos buenos neumáticos es un coche con un nivel de adherencia alto. Además, se puede ir rápido en carreteras con rectas cortas y muchas curvas, gracias en gran medida a un tren trasero que actúa con cierto efecto direccional. Por otra parte, si se le fuerza en curva el subviraje tiende a aparecer pronto.

El compuesto de los neumáticos que mi unidad llevaba de serie era más bien blando -duran unos 50.000 km-., aunque el gasto del neumático delantero es más acentuado que el trasero.

La dirección es correcta en cuanto a tacto y precisión. Los frenos responden con eficacia y no presentan fatiga cuando se les pone a prueba con frenadas constantes -a pesar de tener tambores en el tren trasero-. El primer cambio de pastillas lo hice con 44.000 km.

El cambio, sin llegar a ser malo, no es lo mejor del coche. Los recorridos son largos y el pomo transmite demasiadas vibraciones. Por el momento no presenta excesivas holguras.

La suspensión es firme sin llegar a ser excesivamente dura. En carreteras bacheadas puede resultar incómodo, aunque creo que las suspensiones guardan un buen equilibrio entre confort y estabilidad.

De su interior destacaría lo bien que ha asimilado el paso del tiempo. Tras siete años de uso y algo más de 100.000 km sigue presentando buen aspecto; los materiales resisten bien el uso prolongado y no tienen síntomas de gran desgaste o envejecimiento excesivo. Todos los plásticos presentan una buena calidad general.

Los asientos de las plazas delanteras son confortables y además ofrecen un buen nivel de sujeción. Para las plazas traseras el acceso es algo incómodo, aunque el espacio para dos adultos es correcto en general –la plaza central me parece testimonial y descartable para afrontar un viaje largo-.

El maletero tiene unas dimensiones limitadas -255 litros-, pero resulta suficiente para llevar el equipaje de dos personas.

Las averías que ha presentado se han solventado en garantía. Ninguna de las incidencias ha tenido especial importancia. Las revisiones se han realizado en taller oficial de una forma satisfactoria, pero tengo que decir que son algo costosas.

La valoración global del coche es positiva, tanto en el aparatado práctico como en el dinámico ha cumplido con creces la inversión. El funcionamiento y la fiabilidad también han sido muy favorables, por lo que no dudaría en volvérmelo a comprar.