Llevo usando más de un mes mi Peugeot 308 eHdi 115cv Allure (gama más alta), y mis sensaciones positivas del primer día se mantienen.

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La sensación de alta calidad es omnipresente, no sólo por los acabados exteriores (llantas de 17» en doble tono, cromados en ventanillas, espejos retrovisores con intermitentes plegables automáticamente, faros full LED) sino que cuando se accede, incluso el sonido de las puertas al cerrarse ya es de coche “bueno”. Una vez en el interior, los asientos son extremadamente cómodos (no sólo lo digo yo sino múltiples amigos y familiares que los han probado), recogen bien el cuerpo, tienen grandes pestañas laterales para evitar desplazamientos y su tapicería de serie en el acabado Allure es elegante y discreta. A destacar el excelente ajuste lumbar, que desde mi punto de vista debería de venir de serie en todos los vehículos del mercado. El pequeño volante -fácilmente regulable en altura y profundidad- se puede colocar de forma que no obstaculiza la visibilidad de la instrumentación (esto lo he probado con personas de diferentes tallas). La guantera es grande y está bien distribuída con diversos espacios, iluminada, refrigerada y cuenta con una conexión USB adicional. A los pasajeros les rodean plásticos de buena calidad, acabados metalizados y algunas zonas cubiertas en negro piano. El tacto gomoso de la parte superior de la consola también ayuda a mantener elevada la percepción de calidad.

La sensación de tecnología es abrumadora al principio -intimida encontrarse un coche en el que todas las funciones se manejan desde una pantalla táctil y en el que hasta el freno de mano es un botón- aunque uno se hace rápido a ella. La ergonomía es prácticamente perfecta, pero puestos a ser quisquillosos: el mando del regulador y limitador de velocidad puede llegar a estorbar a la hora de acceder al intermitente, los botones de los elevalunas eléctricos quedan algo atrasados y para el ajuste de algún parámetro del asiento hay que meter la mano en huecos difíciles.

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El espacio interior es muy bueno para los pasajeros delanteros, bueno para los traseros (otros compactos tienen más espacio para piernas, aunque este no se queda corto) y excelente para el maletero, que cubica 400 litros sin contar el doble fondo con rueda de repuesto de tamaño normal. Más mérito tiene aún teniendo en cuenta la escasa longitud exterior del vehículo (poco más de 4,20 metros). El maletero, por cierto, es de formas cuadradas lo que facilita mucho su aprovechamiento.

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Un detalle estético que rompe completamente con la elegancia del conjunto es que la columna de dirección queda a la vista, aunque es cierto que es imposible apreciarlo sin agacharse y mirar en dirección a los pedales. Otro defecto perdonable es que no existe salida de aire para las plazas traseras (creo que van debajo de los asientos delanteros). No obstante el climatizador es muy eficiente y tanto los pasajeros de delante como los de detrás lo notan rápidamente cuando funciona en modo automático.

Han corrido ríos de tinta sobre la interfaz multimedia del nuevo 308 y las opiniones suelen por un lado alabar lo intuitivo que es su uso y por otro criticar que todo se unifique en una pantalla sin dejar mandos como el de la climatización fuera, con el consiguiente peligro para el conductor que desvía su atención de la carretera. Sin embargo, en mi caso para poner el clima me distraigo lo mismo que en mi anterior vehículo, que no tenía pantalla. Hago click en el botón de clima (bien visible) y click en el botón de “Auto”. Son los mismos clicks y el mismo tiempo que empleaba en mi coche anterior pero esta vez pulso sobre una pantalla en vez de tocar botones en la consola. La única pega que le veo a unificar casi toda la funcionalidad del coche en la pantalla es que si esta se estropea o rompe nos quedamos sin algunas funciones relativamente importantes.

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No obstante no todos los botones están integrados en pantalla: las funciones más relacionadas con seguridad están fuera, como poner las luces de emergencia o la ventilación para desempañar los cristales. Además, otras funciones se pueden manejar desde el volante: descolgar en una llamada, subir, bajar y cancelar (mute) el volumen, cambiar de pista… La mayor pega de la pantalla es que a veces le cuesta enterarse (hay que pulsar fuerte) y que a veces tarda en iniciarse un poco, como si fuese un PC arrancando. Sin embargo esto no sucede siempre.

En cuanto a software, el funcionamiento general es bueno aunque el navegador va bastante mal. Tanto la introducción de datos como la visualización de la ruta o elección de alternativa es mucho más complicado que hacerlo en google maps (por poner un ejemplo). Por otra parte, muchas vías no me las reconoció en un reciente viaje por el norte de España (y eso que supongo que debo de llevar una versión muy actualizada de los mapas). En otros casos se equivocaba de vía y me mandaba coger determinadas rotondas o desvíos cuando circulaba por autovía o incluso una vez en un viaducto… sinsentidos varios. Supongo que con viajes sencillos entre zonas bien comunicadas por autovía no me dará jamás problemas.

Tampoco me convence el funcionamiento del apartado de música. Aunque el sistema de sonido (marca Arkamys en este nivel de acabado) es bueno y se puede configurar perfectamente con un ecualizador, no se puede avanzar dentro de una pista desde el volante y para cambiar de carpeta hay que hacer más trabajo de lo normal. Personalmente, el mayor defecto que le encuentro es que la mayor parte de las veces el coche “olvida” la música que estaba sonando y cuando arrancamos siempre escuchamos la primera pista que tengamos en el disco duro. En este punto aclarar que el coche en esta versión Allure incorpora un disco duro de 8 gigas para almacenar música y fotografías.

Otras funciones que incluye la interfaz multimedia aparte de navegación, música y climatizador son: consulta de parámetros del coche (sensores de presión, autonomía, consumos instantáneos y medios -se pueden medir 2 consumos medios diferentes, etc), Peugeot Connect Apps que son aplicaciones de pago que emplean internet (requieren de un aparato adicional que se enchufa en la guantera y ni las tengo ni las tendré) y teléfono para conectar el móvil por bluetooth. No he tenido problema alguno emparejando mi Samsung Galaxy Ace 2.

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Pero ahora centrémonos en lo que más nos interesa a los que nos gusta conducir: las sensaciones al volante. Al ponerse en marcha destaca la ausencia total de grillos en el coche al moverse (en mi vehículo anterior había una sinfonía constante de ruiditos), la palanca de cambio no tiembla, muy buen aislamiento acústico de motor y entorno (exceptuando algo de ruido aerodinámico y de rodaje a alta velocidad). El start-stop es suavísimo y rápido en el arranque (en este modelo apaga el motor al engranar punto muerto a menos de 20 km/h).

El tacto de conducción del vehículo es un tanto burgués. La suspensión es moderadamente blanda (tampoco es que el 308 oscile en curvas ni mucho menos). En ese sentido el 308 quizás sea un poco más “señorial” que deportivo. El pequeño tamaño del volante, lejos de ser un defecto, me parece una cualidad. El manejo es muy sencillo, da la sensación de pilotar un kart y adolece quizás de esa sensación de “estar conduciendo un videojuego” tan habitual en todas las direcciones eléctricas modernas. No obstante no es excesivamente blanda, excepto al aparcar.

El funcionamiento de los sensores de aparcamiento es muy bueno, incluye tanto delanteros como traseros (en la versión Allure) y aunque en principio consideraba este equipamiento algo prescindible, ahora lo veo tremendamente útil, sobre todo cuando al principio uno le está cogiendo las medidas al coche. Además, tanto la visibilidad trasera como la delantera están lejos de ser óptimas: la trasera por lo que ya sucede en todos los vehículos modernos, pilares grandes y ventanilla trasera diminuta. La delantera porque con la caída del capó no se ve el final y se desconoce dónde acaba el coche. No obstante, sorprende que con toda la carga tecnológica que incluye de serie esta versión Allure no se haya incorporado una cámara de aparcamiento trasero. En cualquier caso, el funcionamiento del radar es bueno y en pantalla se indica con diferentes colores la proximidad y lugar en el que está el obstáculo.

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Los faros full LED (también específicos de este nivel de equipamiento) tienen una iluminación muy buena, el haz es intenso y ancho, aunque quizás algo corta en cuanto a alcance. El sensor que enciende las luces automáticamente es rápido y no me ha hecho plantearme el desactivarlo.

En cuanto a otros equipamientos propios de la versión Allure, hay algunos automatismos que al principio me resultaban raros e innecesarios pero sin los que ahora no puedo vivir: el freno de mano eléctrico se activa solo al parar el coche y se desactiva pulsando el botón y pisando freno y el asistente de salida en cuesta te frena el coche para que no caiga en una cuesta. Otras chucherías tecnológicas de esta versión más habituales en el segmento son el plegado automático de retrovisores, espejo interior electrocrómico (se oscurece automáticamente para evitar reflejos), luces y limpiaparabrisas automáticos, elevalunas de un toque en las dos plazas delanteras…

El tacto de la palanca de cambios es impecable, estoy contentísimo con él. Las marchas entran sin esfuerzo pero al mismo tiempo con precisión, es difícil quedarse con la duda de si ha sido insertada. El pomo de la palanca de cambios está terminado con un cómodo y elegante metalizado, el problema con esto es que en verano se calienta muchísimo si se deja el coche al sol.

No obstante, el escalonamiento de las marchas no convence. El coche solicita subir de marcha siempre demasiado pronto, en torno a 1500 rpm, de forma que el motor parece ir ahogado. Para circular con el coche desahogado hay que hacerlo a 2000 rpm e intentar cambiar en torno a esas revoluciones, a poder ser por encima de ellas. En cualquier caso el cuentarrevoluciones cae demasiado con cada cambio de marcha y el coche se nota perezoso hasta que vuelve a alcanzar las 1800rpm (supongo que ahí entra el turbo). Yo vengo un de gasolina atmosférico donde estas cosas no sucedían.

Para hablar de consumo de combustible tengo que recalcar que mi vehículo apenas está rodado, tiene menos de 4000 kms, con lo que debería de bajar más en el futuro. La media actual es de 5.0 litros en condiciones variadas con predominio de autovía. La potencia es más que suficiente para mover el coche y cuando se le coge el truco al cambio de marchas (que repito, por defecto recomienda cambiar demasiado bajo) se pueden hacer buenas aceleraciones, si bien si se quieren hacer salidas rápidas (por ejemplo para incorporarse a una rotonda ocupada) hay que pisar muchísimo porque el coche es muy vago en primera por debajo de 1800 rpm.

En general tengo que decir que en líneas generales estoy muy satisfecho con mi adquisición y que sólo me falta que a la larga este Peugeot 308 demuestre ser fiable para ponerle la guinda al pastel.

 

Ignacio Santos