Que me lo han dado mal, que me han dado un Ibiza, digo mientras miro el coche en la plaza de aparcamiento de km77.com. Me parece más bajito y más pequeño que el León saliente que a sus fans les parecía contundente y a mí me parecía un minivolúmen. Pues no, detrás pone claramente «León», y ya no pone «Emoción», qué bien que han desaparecido ese nivel de equipamiento, que conducir un León Emoción era como tener una novia llamada Clamidia porfiando por tus huesos.

5-7
La pobre SEAT ha tenido una vida azarosa;  pasó de hacer FIATs con licencia a hacer Volkswagens de post temporada con un leve episodio en el que hacía cosas indescriptibles como el Málaga; lo más  fashion que han hecho recientemente ha sido ese Audi viejo llamado Exeo que tuvo la misma aceptación que Camilla Parker Bowles en un  desfile-homenaje a Leididí y eso que el coche era resultón. Pero es que en SEAT están padeciendo una política de grupo bastante estrambótica supuestamente basada en que con más cañas de pescar (diversidad de oferta) se pescan más peces (clientes), pero yo hace tiempo que renuncié a entender los designios de VAG porque son como los caminos del Señor: inescrutables.
Volkswagen, Audi, Bugatti, SEAT, Porsche, Skoda, Bentley, Lamborghini, Scania, MAN, Ducati y el 20% de Suzuki. Aquí hay más cañas que peces y los pescadores andan a patadas.
Volkswagen se quedó en exclusiva con SEAT en 1986 y en 1991 con Skoda. Prior in tempore potior in ius iure (*), Seat pasó a ser una niña mimada que ofreciese un punto más festivo-deportivo que VW cuyos productos se vendían con el marchamo de fiabilidad-robustez-confiabilidad y aún VW no había empezado a morderle los talones al lujo de Audi. Aún las cosas estaban medio claras y Skoda era el acceso al grupo.
Pero de un tiempo a esta parte VAG es un follón y Skoda le ha adelantado por la derecha a SEAT, VW se ha ido a morderle a Audi, Audi no sabe qué hacer pero ha asentado su imagen de marca con adornar a sus productos con más luces que la Feria de Sevilla y SEAT es hoy por hoy la gran perdedora de la fiesta salvo que les de por hacer un SUPERSEAT para competir con Bentley.
No, yo tampoco lo creo.
La estratificación es artificial y la distinción de sus productos lo es otro tanto. El interior del anterior León era una apoteosis plástica que transmitía tristeza más que sobriedad, ahorro de costes más que simplicidad y éste nuevo, aparecido en 2013, parece menos triste que el anterior pero presenta detalles que explican cómo se esfuerzan en el grupo por mantener la confusa segmentación de los coches del grupo. Prueba de ello, la pantalla que equipa: inusualmente pequeña, como si ésta hubiese sido la conversación de entre dos personas del equipo de desarrolladores
– ¿Que habeís puesto una pantalla cómo?
– Sí, pues una pantalla de las que tenemos en el grupo, moderna, no….: a ver, tranquilo, no hemos puesto la de mayor definición que ponemos en Audi
– Ya bueno, pero aunque sea la de la resolución guarra que ponemos en Lamborghini y en Bentley no puede ser tan grande como en éstos
– Pues no sé, ¿no ponemos pantalla?, tenemos que poner el sistema de control que ponemos en todos…
– Sí, hombre sí, pero tiene que ser más pequeña pero tampoco la de Skoda, no jodas
– Pues habrá que encargar una pantallita pequeña para que mantengamos la distancia; eso nos va a salir por un pico encargarla ex profeso
– Y que no distingan las marcas, más
– Pero si ya no las distinguimos ni nosotros, que compartimos el motor del Audi con Bentley o el de Lamborghini con..
– A la puta calle.
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La pantallita es un petardo y desmerecedora de la posición que se supone ocupa. El modelo León en sus distintas variantes es la segunda pata de la columna de SEAT, vendieron 114.518 unidades en 2013, sólo superados por el Ibiza, del cual, el mismo año vendieron 154.100. Fuente, wikipedia; hala, hagan sangre con que si tiene o no rigor.
En orden de marcha, el motor no es que me pareciese una fiesta, para 180 CV que declara no me pareció particularmente guerrero ni tan siquiera guerrero delgadito; parecería que tiene una curva de entrega de potencia poco puntiaguda -al menos la unidad probada- y eso transmitía una falta de contundencia aunque el coche no puede tildarse como perezoso, pero sí como de motor ñoño por carácter. Como esa niña a la que le tiras de las coletas en el patio del colegio y en vez de plantarte una bofetada o cagarse en tus muertos va y se lo cuenta a la seño que es por lo que en cuanto vuelve de contárselo, vuelves a tirarle de las coletas, además de por fea, por chivata.
Lo que sí me resulta delicioso de manejo es el cambio de marchas, de accionamiento manual: me encantó. Suave, preciso, bien escalonado, de inserción agradable: de esos cambios con los que te recreas cambio arriba cambio abajo inventando necesidad de cambio aunque no haga falta.
Si el motor era un poco ñoño de carácter, el comportamiento casa bien con el motor: el León tiene por arriba versiones más deportivas, con más potencia y con un enfoque más deportivo. Como quiera que en la estructuración de gama hay que separar versiones, pues han optado por ablandar este FR y los muelles que lleva me parecen demasiado blanditos y el coche se siente fofo, y aunque no pierda trayectoria ni, por supuesto, rebote, se siente más fofo de lo que debiera para la potencia declarada que no es poca, pese al carácter de su motor.

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[Editado] Foto del interior del FR que reemplaza a la existente en la prueba que correspondía a otra denominación modelo; error puesto de manifiesto por JCC con mi agradecimiento.

 
O sea, que tenemos un motor ñoño y un comportamiento que, sin ser malo, es fofo y pese a ello, el coche no va mal; es sólo que es un coche que gustará más a quien pese a comprar un coche objetivamente potente, no quiera padecer los inconvenientes del virus de la deportividad que últimamente lo salpica todo.
Anda bien, se tiene suficientemente bien, no es incómodo y combinando el poco carácter del motor y su artificioso planteamiento, nos da un coche FOÑO (de ñoño y fofo) pero que cumple bien para la inmensa mayoría que querría ese coche de buen andar sin que fuese exigente, nervioso o incómodo.
Si quisiésemos algo más, pues habría que mirar hacia arriba en la escala de producto.
Tengo una de trabajo atrasado que Alfonso me mata; qué horror.
Más entregas, próximamente.
 
JM
 
(*) EJ25MT5, leguleyo de profesión y puñetero por devoción me censura que haya equivocado un aforismo. Es, en efecto in iure (primero en el tiempo, con mejor derecho) como afirma, así que lo rectifico con su crédito correspondiente. Eso sí, conste que le estoy cogiendo manía. Tiemble.