Recientemente he probado para km77.com un SEAT León ST 1.4 TGI, que puede funcionar con gas natural comprimido (GNC) además de con gasolina. He realizado con él muchos kilómetros en los que he podido comprobar la viabilidad de uso con la pequeña red de suministro de GNC que hay en España. 
La prueba del coche se puede leer aquí; en esta entrada del glosario de km77 damos detalles sobre el GNC y en este reportaje de técnica también.
A grandes rasgos, considero que para quien no quiera un turismo de altas prestaciones y la condición de perder 100 litros de volumen de maletero (es lo que ocupa el depósito de gas; imagen) no sea determinante, el León TGI es una opción más que recomendable porque apenas plantea aspectos negativos para el usuario: el gasto en combustible y el impacto medioambiental del vehículo son mucho menores que los de las versiones equivalentes de gasolina o Diesel, mientras que el precio de compra es prácticamente el mismo que el de la versión de acceso a la gama (1.2 TSI de 110 CV; todos los precios de la gama León ST). Eso sin contar con las posibles ayudas del Gobierno. Aquí se puede acceder a un listado con todos los vehículos de GNC nuevos a la venta.

Lo único que condiciona mucho el aprovechamiento de un vehículo de este tipo es que la red de distribución de GNC es aún pequeña en España. Pero, incluso teniendo este factor en cuenta, un coche como el León TGI puede adaptarse a las necesidades de aquellas personas que solo puedan utilizar este combustible ocasionalmente, ya que el consumo de gasolina es relativamente bajo (al menos en este caso, lo cuento en la prueba) y el vehículo mantiene un depósito de gasolina del mismo tamaño que el resto de la gama.
En la web de gasnam (Asociación Ibérica del Gas Natural para la Movilidad) hay un mapa actualizado con todos los puntos de repostaje de gas natural de la Península Ibérica. En la actualidad hay 48 de GNC en España y 10 en Portugal, aunque en los próximos años se duplicará la red (en ese mapa también se puede consultar dónde se están construyendo nuevos puntos).
Muchos de los puntos de suministro pertenecen a Gas Natural Fenosa (GNF), que actualmente comercializa el kg de GNC a un precio aproximado de 0,96 €. Este es el precio más alto que he encontrado. Durante la prueba también he repostado en surtidores de la empresa Via Gas (a 0,88 €/kg) y de HAM, mucho más barato (0,72 €/ kg). Pregunté a GNF el motivo por el que venden el gas más caro que otras empresas y la respuesta fue la siguiente: «El precio que establece Gas Natural Fenosa se calcula en función del precio del gas natural en los mercados mayoristas y de los costes asociados de comercialización. Cada empresa tiene una política y unas estrategias comerciales diferentes, igual que sucede con las estaciones de servicio de productos petrolíferos donde podemos encontrar distintos precios en diversas gasolineras».

También he preguntado a GNF si prevén que el precio de venta del GNC fluctúe en los próximos años o se mantenga estable. Me parece un dato interesante porque el ahorro en combustible es, probablemente, la primera razón de compra de este tipo de vehículo. Esta fue la respuesta: «la estabilidad del precio en mercados del gas natural es superior a la de los derivados petrolíferos por diferentes motivos como los geopolíticos, mayores reservas, etc».
Con el León TGI de pruebas obtuvimos casi siempre un consumo comprendido entre los 4,0 y 4,5 kg GNC /100 km. A grandes rasgos, hemos determinado que el ahorro económico en combustible con respecto a cuando este mismo vehículo utiliza gasolina es de en torno al 55%, y del 35% en el caso del Diesel. Es como para tenerlo en cuenta.
La mayoría de estaciones de repostaje están plenamente automatizadas y por regla general no tienen personal presente (aunque siempre he encontrado, bien visible, un número de teléfono al que poder llamar en caso de incidencia). Hay algunas que disponen de un recinto específico y otras están adheridas a una gasolinera tradicional (aunque pueden ser de empresas independientes).
Las estaciones de GNF son de las que disponen de un recinto específico. De ellas, he tenido la sensación de que son las más cuidadas, las que están mejor iluminadas y, como explicaré, en las que el repostaje ha resultado más sencillo. He frecuentado la estación de GNF situada en el barrio de Sanchinarro de Madrid, la más grande de España; solo una pequeña parte está destinada al uso para vehículos particulares y su principal actividad es el repostaje de los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de la ciudad y otros vehículos del Ayuntamiento, como camiones de limpieza. Curiosamente, la zona de repostaje de vehículos particulares sí está supervisada habitualmente (es la excepción), pero por un empleado de la empresa HAM.

El proceso de repostaje comienza de forma similar en todos los puntos de repostaje que he visitado. El servicio es de tipo prepago con tarjeta bancaria. Se ha de seleccionar el importe deseado, aunque si lo que se quiere es llenar el depósito, hay que introducir un importe que se corresponda con una cantidad de combustible superior a la que cabe en el depósito. Cuando este se llena (tarda un par de minutos en hacerlo), el combustible deja de transferirse y el sistema solo carga la cantidad dispensada. Este sistema es similar al que se utiliza en muchas gasolineras de tipo «low cost», de manera que muchos lectores estarán habituados a él.
En puntos de repostaje de GNF y ViaGas, la máquina de pago estaba próxima al surtidor. En los de HAM, estaba al otro lado de la gasolinera a la que estaba anexionado el surtidor.
Las mangueras de repostaje pueden tener dos tipos de mecanismo de acople del boquerel a la toma de llenado del vehículo (esta última está estandarizada para todos los turismos en Europa y se denomina NGV1). El mecanismo que me ha resultado más sencillo de utilizar es el que tenían los surtidores de GNF y HAM: una vez la máquina de pago da la autorización, se ha de descolgar la manguera, aproximarla a la toma del depósito y apretar hacia arriba (una sola vez) un gatillo similar al que hay en las mangueras de gasolina y gasóleo. Entonces la manguera queda acoplada al coche. En los surtidores de GNF hay que presionar un botón para que se inicie el repostaje y en los de HAM no es necesario; este se inicia de forma automática. En ambos casos, cuando el repostaje concluye, comienzan a parpadear las cifras que muestran la cantidad dispensada y el precio del gas en el surtidor. Entonces ya se puede desacoplar la manguera presionando una presilla situada en el extremo del gatillo.
He mostrado el proceso completo de repostaje en el vídeo adjunto, que grabé en la estación de servicio de GNF de Sanchinarro. El surtidor de Via Gas tenía un sistema de acople de la manguera distinto, de utilización algo más farragosa. En lugar del gatillo descrito más arriba, tras aproximar el boquerel a la toma de llenado en un ángulo determinado, era necesario girar una palanca para lograr el acople. Una vez se conoce el proceso, no plantea problemas, pero resulta más difícil que el otro sistema para alguien que nunca lo ha utilizado.

Las mangueras de repostaje de GNC son algo más pesadas y aparatosas que las habituales de las gasolineras. A favor tienen que no hay derrames ni olores, es un proceso limpio.
El León 1.4 TGI tiene un depósito de GNC de 15 kg que le da una autonomía real de gas de en torno a los 350 km. Según están repartidos actualmente los surtidores de GNC por la geografía, es posible realizar algunos viajes entre principales ciudades del país utilizando exclusivamente gas natural. Por ejemplo, se puede ir de Madrid a Barcelona (por unos 20 euros) parando a repostar cerca de Guadalajara o en Zaragoza. Otras zonas relativamente bien provistas de este servicio son la costa este y el País Vasco. El noroeste y el sur peninsular son, por el momento, las zonas más desfavorecidas en este sentido.