(Viene de aquí)

06.30

Una melodía me despierta. Proviene de un teléfono móvil, pero no es la que utiliza mi mujer para el despertador. Me doy media vuelta y veo a un tío con barba en mi cama. Durante unos instantes mi cerebro trata de recordar qué hice la noche anterior. Ya sabemos que la noche confunde pero ¿tanto? Afortunadamente esos instantes son eso, una porción brevísima de tiempo. El de la barba es Themis.

En el bungalow no hace frío y si lo hace no lo noto. Pronto empiezo a oír las voces del resto del equipo aunque en realidad no hablamos mucho y en poco tiempo estamos preparados. Es la primera vez que me pongo un mono de verdad. Cuando participé en las 24h de Ford también llevé uno, pero era de “juguete”, éste cumple con las homologaciones FIA, es de color rojo y pesa más de lo que parece que puede pesar un trozo de tela. Entre él y la piel hay que ponerse la ropa interior ignífuga. El mono me viene un poco justo, digamos que si mantengo durante mucho tiempo el gesto de encogerse de hombros podría perder el carné de padre por falta de riego en esa honorable y delicada zona de la anatomía masculina.

Salimos al exterior y vemos que no somos los únicos madrugadores del camping, el resto de “inquilinos” también son participantes de los 500 kilómetros.

Pablo, que es el que desempeña la función de jefe de equipo, tiene una única preocupación: Son un poco menos de las siete de la mañana y quiere tomarse un café caliente. La cafetería del camping está cerrada, así que nos vamos directos al circuito. Themis y yo en un coche, Jesús, Pablo y Alberto en la furgoneta. Atajamos por una pista en buen estado que recorre parte de los aparcamientos exteriores del circuito. Evita dar un rodeo y en menos de 10 minutos llegamos a nuestro box.

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Nuestro vehículo de asistencia. Ruedas, herramientas, mesas, gasolina y algunos repuestos.

Una de las cosas que más me preocupaba era que hubiese niebla, como el año pasado. En youtube hay algún vídeo y da miedo…Afortunadamente el día estaba despejado, soplaba algo de aire y la temperatura no era muy baja (7 ºC), así que la pista se estaba empezando a secar (el día anterior llovió) y no íbamos a tener que liarnos con los neumáticos (la noche anterior, gente más experimentada nos contó que tenían previsto salir con neumáticos de lluvia por lo húmedo y frío que esperaban encontrar el asfalto).

A las 07.45 es el briefing de pilotos. Así que primero descargamos entre todos el material que trajimos en la furgoneta: más llantas, la gasolina, herramientas, repuestos y varias mesas. Como nos sobra algo de tiempo, me acerco con Themis a pagar los entrenamientos libres. Vicky nos desea suerte y nos da ánimos como hizo el día anterior.  De ahí, directos a la sala donde se hará el briefing.

El briefing

Como era de esperar, somos los primeros. Es lo que tiene ser los novatos. Firmamos en la hoja y nos sentamos a mitad de la sala. Yo siempre he sido de sentarme atrás del todo, pero no habiendo nadie quedaba un poco mal. Al rato comienzan a aparecer el resto de pilotos. Algunos conocidos nuestros, otros, conocidos por todos. Jesulín de Ubrique (aviso para el que nunca haya visto nunca, ni por error, el Sálvame-aquí-hay-tomate-etc: es un torero famoso por…¿por?) llega cuando estamos la mitad, más o menos. Apuesto con Themis a que Carlos Sainz entra el último. Error, aparece casi de los últimos, pero no el último.

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De pié, mirando casi hacia la cámara, Francesc Gutiérrez. A la derecha, también de pié y con la cabeza agachada, Carlos Sainz.

Comienza el briefing. Lo dan una persona del circuito y Francesc Gutiérrez, piloto y organizador de la prueba. Nos hacen un breve repaso de cosas que hay que saber, como cual es la línea de salida y la de llegada (no es la misma) o hasta que curva está permitido zigzaguear para calentar neumáticos en la vuelta de formación. Francesc recuerda a todos el mundo que hay que pasárselo bien y respetar a los pececitos pequeños (o sea, a nosotros…). Termina el briefing y todo el mundo huye.

De vuelta hacia al box nos encontramos con dos de nuestros mecánicos, que están en el camión de Michelin, esperando a que nos monten los slicks. A las 08.30 comienzan los entrenamientos libres, es decir, casi ya. Voy a salir a pista el primero, ya que Themis había rodado en Motorland hacia una semana y yo no lo he hecho nunca. Así dispongo de más tiempo si es necesario. El coche lo tienen listo: lleno de gasolina, motor caliente y con cuatro slicks usados pero a los que aún les quedan kilómetros.

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Pongo está foto porque me gusta. Gracias Jesús.

Entrenamientos libres

Me cambio las zapatillas de deporte por las botas, me pongo el hans, el sotocasco y el casco. El hans es una pieza en forma de “u” que se coloca sobre los hombros y va conectado a dos anclajes que hay en el caso. Se utiliza para evitar que el cuello pueda doblarse más de lo aconsejable en un accidente…y también impide que puedas torcer la cabeza para mirar hacia los lados.

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Cascos, Hans, guantes…

Me meto en el coche introduciendo primero la cabeza. Hay que sortear las barras de protección antivuelco y con mi “cuerpecito” me resulta más cómodo hacerlo así. Me coloco en el asiento como puedo. Éste ha sido uno de los problemas con el coche: yo soy “grandote”, Themis es normal y Eduardo está delgado. Utilizamos un asiento que usaba Themis en el Golf con el que corría en Rallysprint, ya que es el único que teníamos con la homologación en vigor. A mí me venía muyyyy pequeño, a ellos dos les venía bien. Creo que mi culo no apoyaba en la banqueta porque los huesos de la cadera se me clavaban en los laterales. Con los hombros ocurría lo mismo, la espalda a esa altura era más ancha que el respaldo. También tuvimos que montar un sistema de raíles para que yo pudiese alejarlo y ellos acercarlo a los pedales. El último inconveniente es que como con el casco yo apenas cabía, me pegaba con la barra que pasa por la parte superior de la puerta, tuvimos que colocar el asineto con más inclinación hacia atrás de la que nos habría gustado a los tres. Pero bueno, o hacíamos eso o me cambiaban por otro piloto de tamaño estándar.

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Repasando los últimos detalles antes de salir a pista. Qué gozada de amigos-equipo.

A lo que iba. Me senté y regulé los espejos mientras Pablo me ajustaba el arnés, que es de cinco puntos (uno entre las piernas, dos laterales a la altura de la cadera y otros dos que pasan por encima del hans). Puse el coche en marcha y, cuando me dieron la orden, salí a pista.

Estaba rodeado de Caterham y un par de MINI, o eso creo. Rápidamente me adelantaron. Yo iba con cierto temor (queda más elegante que poner que iba cagadito) porque era la primera vez que salía a una pista fría con unos slicks y no os imagináis (bueno, al menos los que nunca hayáis corrido con slicks) lo poco que agarran cuando están fríos: si frenas fuerte, bloqueas las ruedas y parece que van patinando sobre el asfalto; en las curvas, como se te ocurra aligerar la presión sobre el pedal del acelerador lo más mínimo, el coche empieza a girar sobre sí mismo. Creo que lo hace para que puedas ver sin girar el cuello a los coches que vienen por detrás y poder ir practicando la cara de susto.

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Themis, el maestro del drifting: viene derrapando desde la izquierda, barriendo la curva…ah, no, que el coche viene del lado derecho y está haciendo un trompo…

Poco a poco empecé mi (intento de) aprendizaje del circuito, una misión casi imposible cuando resulta que te están adelantando constantemente coches que corren mucho más y tú tienes que salirte de la trazada buena. Eres un estorbo para ellos. Ellos lo piensan y tú lo sabes. Así que intentas no “joderles” mucho, dejándoles el interior si bien, en ocasiones, en vez de ayudar les molestas involuntariamente. Algún piloto ya me había advertido de que en esa situación lo mejor es ir por la trazada buena y que el resto, que para eso van con un pepino mucho más rápido, se busquen la vida para pasarte.  Uno de los que incordié fue posiblemente a Pepus Alonso, periodista de El Mundo,  que corría con un Clio del equipo Monlau (perdón Pepus).

Llevaba ya tres o cuatro vueltas cuando me miré las manos. Estooo, ¿las manos? ¿y mis guantes? Coño, con las prisas y los nervios no me los había puesto. ¿Y ahora qué hago?, ¿entro en bóxes y pierdo tiempo que debería emplear en conducir?..mmm…bueno, mientras nadie me saque una banderita sigo. Así que sin pena ni gloría ni guantes rodé durante media hora intentando aprenderme los puntos de frenada. Luego le tocó el turno a Themis que, como es más valiente y conduce mejor, se bajó del coche habiendo sido más rápido y con una sonrisa que yo creo que no fui capaz de poner.

A continuación, a las 09.45, tras quince minutos de descanso, comenzaban los entrenamientos cronometrados. En esos quince minutos los mecánicos cambiaron las ruedas. Yo no recuerdo qué puñetas hice mientras

IMG_8818Francesc nos visita en el box. ¡Gracias por los ánimos!

Entrenamientos cronometrados

Los cronometrados duran 45 minutos. Íbamos a salir sin repostar (queríamos calcular el consumo para ver cuántas veces tendríamos que añadir gasolina en la carrera) y con los slicks nuevos. Es decir, otra vez a pista con unas ruedas que no agarraban, así que subí de copiloto a prudencia.

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Nosotros no teníamos gatos hidráulicos en el coche, pero hicimos unas rampas de madera que son la envidia de Kristian Pielhoff y su Bricomania.  A la izquierda, uno de los Hyundai Coupé.

La diferencia que encontré entre los entrenamientos libres y los cronometrados fueron dos: una, que los Caterham no estaban, algo que se agradecía porque eran unos cuantos; la otra, que algunos pilotos iban con el cuchillo entre los dientes. Recuerdo ir por la contra-recta, que mide 1,7 km (creo), yo ya había recorrido la mitad y al mirar por el retrovisor vi varios coches muy atrás, casi al principio, entre ellos uno con las luces encendidas. Lo vi venir rápido, muy rápido, adelantando al resto de coches. Iba tan rápido que antes de llegar a la frenada me pasó como si fuese un cohete. Era el León del equipo de los dos Sainz (padre e hijo). Fue sin duda la lijada más rápida que viví en todo el día y mira que nos adelantaron vences (algunos coches con una diferencia de 70 km/h…)

Los veinte minutos que me correspondían se pasaron volando. Y tampoco fueron muy provechosos, no pude rodar ni una vuelta sin tener que apartarme para no estorbar. Lo cierto es que lo hice mal.

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…galopa y corta el viento cuando pasa por la curva 14, caminiiiiiito de la reeeeccctaaaaa…

Los entrenamientos nos sirvieron para comprobar que nuestros dos rivales de la categoría —un Mazda MX-5 y un Volkswagen Golf 1.8— eran inalcanzables para nosotros salvo que cometiesen un error grande o tuviesen una avería. El Mazda era mucho más rápido y el Golf se nos iba cuesta arriba y en la recta nos adelantaba.

También sirvieron para darme cuenta de que los peligrosos son los rusos: en la recta, uno de los SEAT León del “Russian Bears Motorsport” me adelantó rozando casi su retrovisor derecho con el mío izquierdo. ¿Será que al pobrecito le faltaban metros en la pista o caballos para hacer un adelantamiento limpio? Negativo, era una advertencia de lo que iba a pasar luego en la carrera.

Y los tiempos, pues bueno, a pesar del buen hacer de Themis quedamos los últimos. Ya lo dice mi madre: de donde no hay no se puede sacar. De todos modos, ya lo advertiamos:

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Continuará…