Sí señores (y señoras) en uno de esos viajes que me ha tocado hacer por el continente europeo he podido ver la que era mi gran esperanza, en lo que a superhéroes se refiere, de este verano.

También he visto Linterna verde pero ustedes/as no se merecen que les hable de ella. Basta con decir que no hay suficiente gasolina en España para hacer la hoguera que esta película se merece. Que hayan escogido a un teleñeco como Ryan Reynolds para protagonizarla ya me parece un gesto digno de ser estudiado en las escuelas: ¿puede un hombre cuyo solo mérito es tener una dentadura perfecta y haber estado diez minutos casado con Scarlett Johansson interpretar a un superhéroe encargado de defender la tierra?. Obviamente, no. Si además el malo de la peli es una especie de moco marrón ególatra ya tenemos la receta perfecta para un ataque de meteorismo fílmico.

Pero bueno, no nos pongamos tristes, la estulticia cinematográfica es un fenómeno de sobras conocido y no vamos a darle aquí más pábulo del que se merece.

Vayamos al Capitán América.

En primer lugar me reconozco sorprendido por la actuación de Chris Evans, al que yo tenía por un gilipollas (solo hace falta verle en las dos entregas de esa saga repugnante de Los Cuatro Fantásticos) y que en esta película da el do de pecho. Le pone coraje al asunto y ya no ves al rubio tonto que en realidad debe ser sino al tipo atormentado que se supone que es el Capitán. Esa es la primera baza de una peli que dedica más de una hora a establecer el núcleo narrativo, lo cual es francamente cojonudo, porque cuando entra en acción ya sabes quien es el tipo del escudo y el disfraz.

Dicho esto, quiero aclarar que no soy nada fan del guión del filme. Creo que despega muy bien pero que después, abandonado el tono intimista del relato, cae en unos cuantos agujeros bien gordos. Eso no quiera decir que no tenga ritmo (que lo tiene) pero hay algunas cosas que simplemente no funcionan (toda la trama de Hidra y sus extrañas fuerzas que pasan del todo a la nada en un gruñido o la función del Doctor Zola, un personaje absolutamente malbaratado) y son un –pequeño-lastre.

Todo ello (esos baches) los engulle una dirección energizante, que empieza mostrando músculo en la primera persecución de la película, aquella donde el Capitán, recién llegado al mundo de los superhéroes, corre tras uno de los malos a pies desnudos. Una caza implacable perfectamente definida y visualizada. Raro, muy raro para un realizador tan inútil como Joe Johnston, uno de esos hombres con cara de higo chumbo que no hace una película buena desde hace 20 años. En fin, no sé lo que le habrá pasado pero lo celebro.

El reparto (dejando de lado a Evans, que como ya he dicho está que se sale) es otro de los grandes motivos para ver El Capitán América: Tommy Lee Jones, Stanley Tucci y Hugo Weaving podrían convencerme de cualquier cosa. Este último hace de Craneo Rojo, un personaje solo dibujado al que le falta entidad pero al que Weaving le da contundencia.

Maravilloso el prólogo y también el epílogo. No se vayan hasta que se hayan acabado los títulos de crédito: hay sorpresa por partida doble y no se la quieren perder.

¿Lo peor? La maldita conversión en 3D y el hecho de que las salas no proyectan al máximo de potencia lumínica con lo cual el espectador se traga una película oscura hasta cuando algo sucede en la calle a plena luz del día. Empiezo a estar hasta los mismísimos de que nos tomen el pelo. Si la maldita bombilla gasta mucho pues te jodes, yo pago por ver el cine al 100%.

Después dicen que la gente va menos al cine. No te jode, te cobran 10 o 12 euros para que luego veas la película como si llevaras gafas de sol.

Por cierto, la banda sonora de Alan Silvestri es maravillosa y los amantes del cómic se lo pasarán bomba con las referencias clásicas, que van desde el padre del Hombre de Hierro al mejor amigo del Capitán, Bucky, pasando por ese –memorable- cameo de Stan Lee.

En resumen: dos horas y pico de diversión con sabor retro (qué descomunal trabajo de escenografía) en los que uno no mira el reloj ni una sola vez.

Así sí Hollywood.

Abrazos/as,

T.G.