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Reconozcámoslo, soy un vago.

 

He intentado engañarme a mi mismo durante un tiempo pero tengo que confesarles que últimamente me cuesta horrores dar un palo al agua. Siempre pienso, “venga, escribe algo para la chavaleria” , pero luego me pongo a leer el Marca, el As, el Sport, el Mundo Deportivo, el Expansión y el New York Times y me pierdo. A veces hasta trato de hacer el sudoku killer (fracasando siempre miserablemente). Todo con tal de no escribir nada. Y miren que cuando acabo algo tengo esa sensación del deber cumplido… pero coño, es que entre el deber cumplido y una buena siesta.

 

No es que me haya pasado algo y de repente me haya vuelto un descamisado. No, la verdad es que soy vago desde bien pequeño, desde que descubrí que ser aplicado no me generaba ningún beneficio directo y que los hijoputas de los niños que no hacían una mierda se lo pasaban mejor yo. Luego me acosó un tipo grande que se apellidaba Casado, un psicópata que ahora es policia municipal (ojo, no digo que haya causa-efecto, sólo atiendo a los hechos). Después me junté con otro niño que se llamaba Mundet, una especie de anticristo pero más gordo, y nos dedicamos a atormentar a un tercero que ahora ha abierto un tienda de yogures. Siempre voy allí a comprar aunque sus yogures sean un asco: cuestión de conciencia, supongo.

 

¿Por dónde iba? Ah sí, el de la tienda de yogures. Aún hoy en día cuando me cobra pone cara de asco. No me extraña, yo también la pondría.

 

Fijense que si viene de lejos esto de mi vagancia que cuando tenía 15 o 16 años llamaron a mi madre a una reunión y el profesor Massip le dijo: “señora, su hijo es un vago”. Lo que no contaba el muy mamarracho es que sus clases de historia eran unas fotocopias de un libro que no había escrito él y que se dedicaba a leernos en clase. Claro, será porque él era muy trabajador, se pasaba el puto día haciendo fotocopias. Eso sí, el muy cabroncete jamás nos dio los apuntes fotocopiados, vago sí, tonto no.

 

¿Y todo esto a que viene? Pues oígan, que cada dos por tres les prometo que sí, que voy a actualizar el blog más a menudo y que ahora todo será distinto y que no se preocupen que escribiré tanto que me pedirán que pare. Lo que pasa es que luego llega el mediodía y me entra sueño, y he visto una película de mierda y lo único que me apetece es bajar al segundo piso y estrangular a mi vecino argentino… por cierto, han llegado unos rusos a mi edificio, cada dos por tres se suben a la azotea y giran la parabólica para ver sus malditas cadenas rusas. La última vez les acusamos directamente y dijeron que ellos jamás harían eso. Dos minutos después uno de esos rusos, un tío rubio que siempre va vestido de camuflaje y estoy –casi- seguro de que tiene minas anti-tanque en el trastero subía la escalera de cuatro en cuatro para devolver la antena a la posición original. Lo sé porque –casualmente- estaba echando un vistazo por la mirilla y vi a ese oso soviético trotando escaleras arriba. Estuve a punto de abrir la puerta y decirle, “¿qué? No tienes presupuesto para el gimnasio” Pero pensé que lo más probable es que entrará en mi casa, sodomizara a mi perro y robara las joyas que tengo en la caja fuerte. Total, que no dije nada.

 

 

He vuelto a perderme… ah sí, bueno, pues que hoy he escrito dos posts seguidos. Así hoy colgaré uno y en un par de días otro. No lo hago por ustedes, lo hago por mí, no puedo seguir con esta actitud, a los taxistas que me llevan he llegado a decirles el piso donde vivía. Uno de ellos me dijo, “¿qué quieres? ¿qué te suba hasta la puerta?”. Yo le contesté “¿puedes?”.

Va, al grano: he visto El hobbit.

 

 

La he visto en V.O. pero en 24fps y 3D. Mi intención era verla en 48fps, 3D y V.O. pero no hay copias disponibles en ese formato así que me conformaré con verla en 48fps y 3D aunque sea doblada. Supongo que saben el lío con los 24 fotogramas por segundo y los 48 fotogramas por segundo. En principio Peter Jackson rodó la peli en tres dimensiones pero a 48fps en lugar de los 24 habituales. La idea es que con ese formato resultaría mucho más fácil para el espectador acostumbrarse    al 3D y se mejoraría además el efecto de la alta definición. El problema es que los que la han visto en 48fps dicen que todo luce como un teatrillo barato y que precisamente el exceso de definición le da a todo el conjunto un aspecto poco o nada cinematográfico.

 

Se lo contaré cuando la vea a 48fps.

 

De momento lo que puedo decirles es que la película (al contrario de lo que puedan oír por ahí) es muy entretenida, menos espesa que la primera trilogía y más (mucho más) divertida. Tan solo en la escena de de trolls (fabulosa escena) hay más humor que en toda la primera trilogía.

 

Medallas para Ian McKellen (qué tipo más grande) y para Martin Freeman y Richard Armitage. Dos actores que tienen que cargar con Bilbo y el rey de los enanos respectivamente y que resultan brillantes en su cometido. Con eso, y un Gollum que traspasa la pantalla –literalmente- ya tenemos la receta para una buena peli.

 

No es una obra maestra, cierto, pero ni puta falta que le hace. Nunca le he pedido a una película de aventuras que me lleve al séptimo cielo sino que simplemente me aleje de él, que me olvide de todo y de todos durante un rato. Incluso del garrulo come-kikos que se sentó a mi lado en el pase de prensa (¿?) y que se quejó amargamente de la falta de talla de los enanos (“a un tío tan pequeño lo mato yo de un cabezazo”) o de que el hobbit fuera “tan bujarrón”.

 

Dicho esto: El hobbit les puede dejar satisfechos o cabreados pero no creo que les deje indiferentes.

 

(Y ya que estamos, últimamente no paran ustedes de llevarme la contrario, debería darles vergüenza)

 

Abrazos/as,

 

T.G.