El oficio de cinéfilo es duro amigos. A veces es terrible.

 

Ayer le prometí a un amigo que me llevaría a su hijo al cine y no tuve más remedio que cumplir. Debo admitir que mi personaje histórico favorito es Herodes y que eso de tener que pasar la tarde con un niño, rodeado de otros niños, y habiendo dejado el lanzallamas en casa, es de lo más difícil que he hecho en la vida. Bueno, también recuerdo aquel viaje a Nueva York hace 20 años, cuando aún se podía fumar en los aviones, y se me sentó al lado una señora argentina de unos 150 años que se encendía un cigarro con otro. Y así ocho horas. La madre que la parió. Si a le llegada a Nueva York un médico me hubiera esperado en la terminal y me hubiera dicho que tenía cáncer de pulmón, me hubiera parecido absolutamente lógico.

 

Pues más o menos lo mismo, pero sin humo.

 

Encima el niño quería ver la película de los emojis. Virgensanta, amigos y amigas. Seguro que muchos de ustedes son padres (lo lamento, de verdad) y se han visto obligados a ver cosas que nadie creería, pero lo de los emojis es una cosa indescriptible. De hecho, si me ofrecieran dos opciones que consistieran en a) volver a ver la película; b) que me pusieran una toalla en la boca y me tiraran cinco litros de calimocho, escogería –sin dudarlo- la letra b.

 

Vale, se preguntarán ustedes, por qué estará este tipo hablando de una peli que es para niños/as. Pues oigan, porque –gajes del oficio- veo muchas películas para chavales y ya tengo callo. Debo decir, además que hay muy buen cine infantil y que tanto Disney como Pixar o Fox hacen pelis estupendas. Por eso, cuando a los 10 minutos de película sentí el impulso de salir a la calle y asesinar aleatoriamente a la primera persona que pasaba, entendí que quizás debería acudir a un especialista. Sin embargo, Pau, el niño (que es un niño sabio y encantador, que conste) me dijo: “Me aburro”. Aleluya, hermanos y hermanas, una personita con criterio. Espero que a los 16 años no empiece a traficar con drogas y a cantar regaetton.

 

Tengo curiosidad, ¿alguien ha ido a ver la película en cuestión con sus churumbeles? Por saber si es que yo ya he perdido completamente el sentido estético y humano y estoy exagerando.

 

Para compensar esa ‘cosa’ que me vi obligado a ver (solo media horita, gracias a Dios) les voy a recomendar una de las mejores series que he visto este año y de la que seguro que no han leído por ningún lado. Búsquenla, porque no está disponible en España.

 

Es una producción de Discovery (sí, lo de los documentales) pero es ficción, aunque basada en hechos reales. Se llaman Manhunt, y explica la historia de la caza de unabomber, uno de los terroristas domésticos más famosos de la historia de Estados Unidos  (probablemente, el más famoso) que durante casi 20 años envío explosivos caseros a docenas de universidades, empresas y compañías aéreas y que escribió un manifiesto contra la tecnología que contribuyó a agrandar su leyenda. A unabomber le interpreta un impresionante Paul Bettany y al agente que le cazó un excelente Sam Worthington.

 

Les aseguro que es una gozada.

 

Abrazos/as.

 

T.G.