Amigos/as,

Me desayuné hace unos días con la noticia de que la vigésimo-tercera entrega de las andanzas de ese agente secreto llamado James Bond ha quedado pospuesta “indefinidamente”, que es un modo muy bonito de decir que probablemente no se haga jamás… a menos que alguien venga y ponga un montón de pasta encima de la mesa para salvar a la MGM (la Metro Goldwyn Mayer de toda la vida vamos, el estudio cuyas películas empezaban con un león rugiendo).

La cosa es que MGM solo ha estrenado una película este año, que aún no hemos visto por estas benditas tierras y cuyo nombre no recuerdo, pero era algo así como Hot tube machine sobre una bañera que es en realidad una máquina del tiempo y que traslada a los protagonistas a los años 80’ (o algo parecido, no me hagan mucho caso) y que solo ha conseguido unos treinta millones de euros en taquilla, lo que no sirve a los ejecutivos de la compañía ni para palillos.

Así que los amos de la franquicia Bond, que habían ganado pasta a toneladas con las dos últimas entregas de la serie (la potentísima Casino Royale y la –muy-cansina Quantum of solace) se ven ahora en la obligación de tirar la toalla cuando ya habían contratado a un director tan solvente como Sam Mendes para rodar su nueva película con Daniel Craig (en opinión de muchos, entre ellos un servidor de ustedes, un Bond portentoso).

Hace unos meses fue Miramax, ahora es MGM y no me extrañaría ver a otro par de estudios cayendo en breve, a costa de eso tan interesante llamado economía.

Personalmente y como aficionado a Bond (confieso mi amor incluso por algunos de los bodrios de Roger Moore, como Octopussy*) lamento profundamente no tener otra entrega en 2011 tal y como estaba previsto.

Lo que no siento en absoluto es que esto pase en Hollywood, eso sí, si sirve para que surjan pequeños inversores dispuestos a nadar contracorriente y apostar por alguna película. Esto a su vez me hace recordar el patético sistema de subvenciones que rige la suerte del cine español y me pregunto si algún día veremos aquí algo como lo que el realizador Matthew Vaughn ha hecho con su última película, Kick Ass, es decir, encontrar un montón de tipos dispuestos a poner dinero (su dinero, no el del papá estado) en un proyecto y llevarlo a cabo fuera del circuito de los grandes estudios.

Ah sí, y luego estrenarla y conseguir encabezar la taquilla estadounidense en su primer fin de semana.

¿Y ustedes? ¿Lo sienten? ¿Echarán de menos a Bond, James Bond? ¿Les gusta González-Sinde?

Un abrazo, y no dejen de escribir,

T.G.

P.D.: Warner acaba de anunciar que la primera parte de El hobbit se estrenará en diciembre de 2012 y la segunda parte en diciembre de 2013. Por si les interesa.

*¿qué pasa? Cada uno tiene sus vicios.