Queridos  y queridas,

Se lo prometí y yo siempre cumplo… bueno, no, no siempre cumplo. Pero trato de mejorar, vale? VALE?

 

La cuestión es que dije que hablaría de lo último de Clint Eastwood. A mí El francotirador ya me había dado bastante igual, la verdad. No me pareció mala, ni tampoco ninguna obra maestra. Se coloca por delante de Deuda de sangre o Space cowboys y por detrás de Sully, que son películas que a un servidor ni fu, ni fa.

 

Esta se llama 15.17 Tren a Paris y habla del ataque (unos dicen que terrorista, el tipo responsable siempre lo ha negado) de un señor con un ak-47 a un tren que recorría el trayecto entre Amsterdam y París. Dicho ataque fue frenado por ciudadanos de diversas nacionalidades y entre los que se enfrentaron con mayor audacia al asaltante había tres soldados estadounidenses.

 

La historia de esos tres tipos fuera de servicio es la que interesó a Eastwood, que hace un año anunció que iba a dirigirla él mismo.

 

Ya de entrada, a mí me daba bastante igual la historia. Creo que da para un corto y poco más. No porque no me interese la historia de estos soldados, sino porque creo que es difícil llevar algo así a la gran pantalla tratando de evitar la épica sin dejar de honrar el valor de esos tipos. Visto lo visto, no me queda más remedio que darme la razón. Me encanta darme la razón, no voy a mentirles.

 

Lo peor de todo no es que la película sea una minucia, una pequeña mancha en la carrera de Eastwood, que –recordémoslo- tiene a sus espaldas obras maestras como El jinete pálido, Sin perdón, Los puentes de Madison, Un mundo perfecto o Gran Torino. Lo peor de todo es la decisión ejecutiva que tomo el gran Clint nada más hacerse con el mando del proyecto: que los protagonistas de la película fueran los propios soldados. Los de verdad.

 

No he visto mayor error desde que los directores de Matrix se empeñaron en hacer dos entregas más después de haber entregado uno de los mayores clásicos de ciencia-ficción de la historia. Lo arruinaron todo, así por la jeta.

 

Pues Eastwood se cargó la película ya de entrada con esta absurdidad de pedirles a unos soldados condecorados que hagan su propio papel en una película… terrible, amigos y amigas.

 

Qué pasa? Pues que estos pobres señores hacen lo que buenamente pueden, pero cuanod uno tiene la expresividad de un gato de yeso o de un perchero, pues lo único que se consigue es que nadie se crea nada. Mención aparte para el hecho de que la vida de esas personas no tiene ningún interés hasta el momento en que entra en su vagón un tío con un subfusil. Hasta entonces, pues charleta y jejeje jijiji.

 

En fin, queridos/as. Un desastre épico.

 

La crítica americana lo ha despedazado. Algunos han dicho que era su peor película.

Yo no diría tanto, pero que es un gigantesco resbalón que además resulta incomprensible.

 

Yo salí del cine cabreado como una mona, aunque ahora ya estoy mejor.

 

Clint, si estás leyendo esto: me cagoen tu calavera.

 

Hala, abrazos/as,

T.G.

 

P.D.: lo bueno es que la próxima será mejor, porque peor imposible. Espero, vaya.