gorditoKim

 

Hola señores y señoras,

 

No saben cómo ansío que acabe ya este maldito año. Si se me atragantó 2013 no les quiero ni contar 2014. Si alguno/as de ustedes/as tiene una receta o ritual para asegurarme un 2015 mínimamente normal (y semi-feliz) le ruego la transmita a través de la sección de comentarios de este blog.

 

Ya de paso no me importaría votar a cualquier partido que me asegure que piensa acabar con las navidades de una vez y para siempre y más concretamente con el día de Navidad. Estaría incluso dispuesto a pagar por ello.

 

Pero más allá de mis desgracias (que son importantes para mí, exclusivamente) escribo este post para hablarles del gran jaleo que ha habido en las últimas semanas con La entrevista, esa película que le ha costado a Sony un ataque (informático) en toda regla organizado por los poderes fácticos de Corea del Norte (o eso dicen) y que habla de un intento de asesinato al supremo líder del país: Kim Jong Un.

 

Habrán oído ustedes un millón de cosas al respecto: un grupo de hackers presuntamente financiado por el gobierno de Corea del Norte ha entrado en los servidores de Sony y además de piratear todas las películas que iban a estrenar en los próximos tres meses (incluyendo Fury –Corazón de acero, en español, que fue número uno en la taquilla estadounidense hace unas semanas y que se estrena en España el 19 de enero). La cosa podía haber quedado ahí, como una demostración de lo que se puede hacerle a una multinacional con la ayuda de unos cuantos tipos sin escrúpulos y un sistema de seguridad endeble.

Sin embargo, la cantidad de correos electrónicos filtrados en los que –entre otras cosas- se reían de Obama, de Angelina Jolie, de los hijos de Will Smith y de la madre que los parió a todos, ha puesto a Sony de rodillas: todos los periódicos, televisiones, blogueros y metepatas del mundo han reproducido la intimidad cibernética de la compañía y expuesto sus vergüenzas ante propios y extraños.

 

Además, los hackers advirtieron que si –aun así- La entrevista se acababa estrenando, el terrorismo cibernético seguiría y dejarían a la compañía sin dinero, sin servidores, sin estructura y –básicamente- sin nada. Claro está, los de Sony se acojonaron y muchas salas de cine americanas (miles) dijeron que no estrenarían la película por miedo a las represalias en sus propias carnes.

 

Actor seguido Sony anunció a bombo y platillo que cancelaba la premiere, el estreno, el pago por visión. Lo único que les faltó fue anunciar el fusilamiento del director, de los actores y del guionista.

 

Parecía que ahí se acababa la historia: la película se iba a guardar en un cajón del que no saldría jamás.

 

Hasta que salió Obama en la tele y poco menos que llamó cobardes a los jefazos de Sony por ceder al chantaje terrorista.

 

Me imagino al relaciones públicas de Sony viendo el discurso y corriendo a la cocina para coger un sacacorchos y clavárselo en la rótula para acto seguido buscar una azotea muy (muy) alta desde la que tirarse.

 

Como respuesta a eso (y a la reacción de algunas cadenas independientes como Alamo Drafthouse que anunciaron su intención de poner la película si se la facilitaba la distribuidora) Sony dio marcha atrás y estrenó el filme, no solo en cines sino también en pago por visión. De hecho, sólo les faltaba regalar dvds y blu-rays en Times Square.

 

Mi impresión:

 

  • La película no es para tanto. Una comedieta con algunos gags estupendos (la llegada de Seth Rogen y James Franco a Corea es memorable) que acaba siendo absolutamente inofensiva.
  • Sony la pifió, no solo a la hora de asegurar su privacidad (que es de mercachifle) sino precipitándose a la hora de anunciar que cancelaban todo ya que dio la impresión de que se habían asustado y que su decisión no respondía a criterios artísticos sino al puro terror… ahora bien, en algunos medios estadounidenses se especuló con la cuantía del seguro que Sony recibiría si la película no se estrenaba y que compensaba con creces las perdidas por no estrenarla. Sin embargo, nadie tuvo en cuenta que al público estadounidense le parecería un inmenso acto de cobardía claudicar antes unos señores (piratas) informáticos que había enviado un gordo de Corea del Norte.
  • Al final, la película no ganará dinero (además, ya circulan copias perfectas por la red) pero el hecho de que la estrenen ya es un triunfo de la industria. Lo malo es el precedente, y el hecho de que se hayan cancelado al menos dos películas que tenían a Corea del Norte como telón de fondo. Hay miedo, y se huele a miles de kilómetros.
  • El ganador absoluto, por supuesto, es Kim Jong Un, que mandando en uno de los países más tecnológicamente primitivos del mundo ha sido capaz de irrumpir en una de las multinacionales más poderosas del mundo y partirla por la mitad: aún quedan informaciones reservadas por filtrar y a medio Hollywood le tiemblan las piernas.

 

Felices fiestas pues, Kim Jong Un.

 

Abrazos/as,

T.G.