El lema de esta entrada rememora una de las grandes película del “cine negro” (con Robert Mitchum y Kirk Douglas, dirigidos por el gran Jacques Tourneur), pero el aspecto automovilístico hubiese estado mejor representado de haber sido posible jugar también con los títulos de alguna de otras dos películas, también “negras”, basadas en “The killers”, el relato corto de Hemingway que llevaron a la pantalla primero Robert Siodmak (con Burt Lancaster y una impresionante Ava Gardner) y algo más tarde Don Siegel (con Lee Marvin, John Cassavetes y el futuro presidente Ronald Reagan haciendo de gangster). Y es que el protagonista de ambas versiones es, en una de ellas, empleado de una estación de servicio, y en la otra ya asciende a piloto de carreras retirado; lo cual no impide que tanto uno como otro acaben siendo asesinados por los “killers”.

Por fortuna, la relación del nuevo VW Jetta con el salto atrás en el tiempo es mucho menos traumática; aunque, metafóricamente hablando, sí que hay un fallecido, y se trata de esa tendencia al desmesurado gigantismo que, en los últimos años, se ha convertido casi en epidemia en la industria del automóvil. No obstante, mucho me temo que esta especie de tumor maligno tiene siete vidas, y que tanto en los productos del grupo VAG como en los de la mayoría del resto de marcas, continuará el crecimiento desaforado. Pero ya que, al menos de momento, hemos conseguido una victoria, prefiero celebrarlo a los cuatro vientos; aunque, por supuesto, no seré tan ingenuo como para suponer que VW haya hecho lo que ha hecho por lo que unos y otros hayamos escrito en este blog (y lo que han escrito muchos otros en muchos otros sitios). Pero ya que no la del “por fin me han hecho caso”, al menos queda la satisfacción del “ya lo decía yo”.

Volkswagen Jetta

Todo esto viene a cuento de que, muy recientemente y en el plazo de dos semanas, he asistido a las presentaciones de dos productos del grupo alemán: el del mencionado nuevo VW Jetta, y el del también profundamente renovado Audi A6. En el caso del segundo no hay ninguna sorpresa: el coche no crece más porque ya se montaría encima del también hace poco renovado A8, que tiene 2,99 metros de batalla y 5,14 m de longitud. Por ello, el nuevo A6 guarda una respetuosa distancia quedándose en 4,92 m de largo, que es exactamente la misma longitud que ya tenía la versión anterior. Pero, eso sí, aumenta su batalla, ya que los 2,84 m del que queda eliminado se transforman ahora en 2,92 m; ello se consigue utilizando la innovadora estructura que Audi está aplicando a todos sus modelos de mecánica longitudinal, consistente en situar el diferencial por delante del embrague o del convertidor de par, incluso cuando hay tracción quattro. Estructura que, a su vez, ha permitido que el actual A4 haya estirado su batalla hasta 2,81 m, prácticamente la que tenía el A6 antiguo. Ahora bien, este A4 se ha conformado con una longitud bastante discreta, no sobrepasando más que por milímetros los 4,70 m.

En cuanto al Jetta ya es otro cantar, puesto que este modelo alcanza, a estas alturas de la película, su auténtica mayoría de edad, después de haber ido dando bandazos en su denominación, que ahora está en la segunda fase de llamarse Jetta, tras de haber utilizado también las de Vento y Bora. Pero pásmense Vds, estimados blogueros, de lo que, con increíble desenvoltura, nos acusa VW en el dossier de prensa de este último Jetta: “En opinión de los conductores europeos occidentales, las primeras generaciones del Jetta no eran más que versiones derivadas del Golf, pero de tres volúmenes. El nuevo Jetta acaba con este tópico, distanciándose definitivamente del Golf”. O sea, que hacer exactamente lo mismo que han hecho Ford en el Focus y Opel en el Astra, que tienen al menos la sinceridad de llamar “sedán” a la versión de tres volúmenes y maletero independiente del “hatchback” original, pero sin cambiarle el nombre, es un tópico que nos hemos inventado los usuarios europeos. Por lo visto, también nos habíamos inventado que ambos coches llevasen la misma plataforma, las mismas mecánicas, compartiesen la mitad delantera de la carrocería (con un ligero cambio de parrilla y frontal) y casi todo el equipamiento interior.

Volkswagen Jetta

Lo que sí es cierto es que ahora el Jetta se distancia del Golf y se convierte en un modelo independiente, aunque con las similitudes, con éste y con el Passat, permitidas por la actual tecnología de plataformas, que pueden tanto alargarse como encogerse de batalla, conservando los mismos trenes de suspensión y el conjunto mecánico de motor/transmisión, que ahora se ha dado en denominar “powertrain”, al modo anglosajón. En efecto, este Jetta abandona la batalla de 2,58 m del Golf y los múltiples derivados de su plataforma (Eos, Scirocco, León, Altea, Octavia, etc) para alargarla hasta 2,65 m (se queda 24 milímetros más corta que la del Touran), mientras que a su vez alarga la carrocería desde 4,55 m hasta 4,64 m, manteniendo absolutamente constante la anchura de 1,78 m y prácticamente igual la altura, que se rebaja 6 milímetros, desde casi 1,46 mm hasta un pelo más de 1,45 m. Por cierto que, en su afán por la precisión (que alabo y comparto), los datos alemanes dan lugar a confusión, al mezclar la altura real del techo (1.453 mm, para ser exactos) con la de la pequeña antena de radio y GPS del tipo “aleta de tiburón” situada al final del mismo, lo que da lugar a que en algunas fichas pongan ésta (1.482 mm) en lugar de la real. Es como les ocurre a los ingleses (Jaguar en concreto), que muchas veces dan la anchura incluyendo los retrovisores, con lo que aparecen coches con una anchura superior a los dos metros.

Pero volvamos al nuevo Jetta, cuyos 73 mm de alargamiento de batalla y 90 mm de longitud total han permitido separar los asientos delantero y trasero 60 mm respecto a su antecesor; mejorando así, de forma notable, la habitabilidad. Y ahora que ya tenemos las cotas básicas del nuevo VW, ¿con qué nos encontramos?; pues, ni más ni menos, que con un “segmento D” de la época anterior al gigantismo hipertrofiado; es decir, con un Seat Exeo o un Passat de hace dos generaciones. Y ya que estamos de números, vamos con los de estos dos modelos que acabamos de citar, para remachar las similitudes. Vamos primero con el Exeo, que ya sabemos no es otra cosa que el anterior A4, por lo que vale para el Audi lo que digamos del Seat; pues bien, su batalla es de 2,64 m, la longitud 4,66 m, la anchura 1,77 m y la altura 1,43 m. La dispersión respecto al nuevo Jetta no supera, en ningún caso, los dos centímetros. Con la ventaja añadida para el Jetta de que, gracias a su mecánica transversal, no solo disfruta de mejor habitabilidad trasera, sino también de un maletero algo más amplio (510 frente a 460 litros).

Volkswagen Jetta

Pero lo más interesante, y también razonable, es comparar con el Passat, no sólo por ser de la misma marca, sino por compartir la estructura de mecánica transversal. Aunque la denominación Passat, en un Volkswagen, se remonta casi a la noche de los tiempos, arrancaremos con la versión nacida en 1988, que ya está bien con una panorámica de más de veinte años. Con 2,62 m de batalla y 4,57 m de longitud este Passat era más pequeño, en ambas cotas, que el nuevo Jetta. Vino luego la totalmente renovada, tanto en lo estético como lo mecánico, versión de 1996, que aguantó nueve años en el mercado, y que en España se vendió a punta de pala. Este ya era algo más grande que su antecesor, con 2,70 m de batalla y 4,67 m de longitud; pero apenas más que el Jetta que ahora nos ocupa. No obstante, tenía un relativo talón de Aquiles: todavía llevaba eje torsional en el tren posterior; esto condicionaba de forma apreciable tanto el confort como el comportamiento rutero, sobre todo para un coche de su tamaño y aspiraciones. Algo similar le ocurre al actual Renault Laguna; si bien a éste le salva, en las versiones que disponen de él, su fantástico eje trasero direccional.

El gran cambio del Passat llegó hace seis años, al recibir por fin, aparte de una nueva carrocería, el tren trasero multibrazo que ya llevaban el Golf, el Audi A3 y tantos otros. Aunque la plataforma era distinta, no creció apenas en batalla, pues se quedó en 2,71 m; eso sí, dio otro estirón en longitud, yéndose a 4,77 metros. La actual versión, presentada hace unos pocos meses, es básicamente igual, con cambios simplemente cosméticos. Es curioso que, cuando este Passat apareció en 2005 superaba claramente, tanto en batalla como longitud, al otro segmento D del grupo, el A4 de entonces (véanse las cotas del Exeo dos párrafos más arriba). Pero con el nuevo A4, y debido a la historia del posicionamiento del diferencial, el Audi pasa a superar en nada menos que diez centímetros de batalla al Volkswagen, pero se mantiene por debajo en cuanto a longitud. Es evidente que, militando en el campo de los generalistas (aunque en su zona superior), el Passat se vio obligado a aumentar su tamaño debido a la irrupción del Mondeo, con más de 4,80 m de largo, al cual han seguido luego el Opel Insignia y el reciente Peugeot 508. Por el contrario, los rivales del A4 son el BMW Serie 3 y el Mercedes Clase C, mucho más compactos (ninguna supera los 4,60 m de longitud), por lo que no estaba forzado a crecer desmesuradamente.

Volkswagen Jetta

Por lo demás, el equipo de diseño, encabezado por Walter de Silva como director del mismo para todo el grupo, y con Klaus Bischoff como responsable para la marca Volkswagen, no se ha calentado demasiado la cabeza, manteniendo la continuidad estética de los productos de la marca; este Jetta es un Passat un poco más pequeño, y quizás algo más estilizado (es dos centímetros más bajo). El Cx es 0,30, y con una sección frontal de 2,19 m2, presenta un producto S.Cx de 0,66, que está francamente bien para una berlina de empaque medio, tirando a relativamente grande. Y esto es lo que sitúa al nuevo Jetta en lo que, a juicio de muchos, debería ser el centro de gravedad del segmento D, en cuanto a batalla, tamaño, habitabilidad y agilidad de manejo, de la cual puedo dar testimonio que es excelente y pude apreciar en las reviradas carreteras de las Cornisas de la Costa Azul y la zona interior, hacia los Alpes Marítimos.

¿Quiere esto decir que Volkswagen ha reconocido un hipotético error cometido con el Passat? En modo alguno; en primer lugar, porque el recién renovado Passat sigue ahí, y es un magnífico vehículo, y debe tener el tamaño que tiene para no ofrecer argumentos a los vendedores de la competencia, que le acusarían de “canijo” frente a los barcos que ellos ofrecen. En segundo lugar, porque este Jetta es un producto para vender a los dos lados del Atlántico, puesto que también va a atacar, y muy fuerte, en el mercado USA, si bien allí con eje trasero torsional, más barato y más que suficiente para las prestaciones que allí se exigen, donde militará en el campo de los coches “pequeños”. Por otra parte, el nivel tecnológico de equipamiento de la versión USA estará, más o menos, en el correspondiente al Polo europeo, mientras que el Jetta dispondrá del nivel asignado al Golf. Lo cual quiere decir que tendrá todas las opciones habidas y por haber, especialmente en “infotainment”, ayudas a la conducción y detalles de lujo y confort. Mecánicamente arranca con los motores 1.2-TSI de 105 CV, el ubicuo 1.6-TDI de idéntica potencia, y el poderoso 2.0-TDI de 140 CV; dentro de poco, se les unirán el 1.4-TSI de 122 CV y su versión mixta de compresor y turbo de 160 CV, y para rematar, el 2.0-TSI de 200 CV. Más que suficiente donde escoger, a falta de alguna otra incorporación. Por fortuna para Volkswagen, y esta es la ventaja de disponer de una gama tan amplia, es que puede sacar un segmento D razonable sin pasar por la vergüenza de “jibarizar” el que ya tienen, sino echando mano de otro modelo ya existente; ese al que, al decir del alegre redactor del dossier de prensa, los automovilistas europeos nos habíamos empeñado en considerar (como si no lo fuese) un derivado del Golf. Pero lo cierto es que este nuevo Jetta ofrece prácticamente el mismo servicio que pueda dar un Passat, por un precio sin duda mucho más ajustado, y con una agilidad excelente tanto en tráfico urbano como en carretera de curvas.